martes, 3 de marzo de 2009

Los octillizos nacidos en Estados Unidos nos plantean preguntas

ROMA, domingo, 1 marzo 2009 (ZENIT.org).- Las últimas noticias sobre el nacimiento de octillizos de Nadya Suleman han hecho que aumente la preocupación sobre cómo se está utilizando la fecundación in vitro.
El 26 de enero, Suleman, que es soltera, desempleada y ya tiene 6 hijos, dio a luz 6 niños y 2 niñas, informaba el 4 de febrero el Washington Post. La noticia, observaba el artículo, ha causado amplia preocupación por la falta de regulación de las clínicas de fecundación in vitro.
"Tienes un mercado prácticamente sin regular con una ley equivocada que hace las veces de regulación en Estados Unidos", declaraba al Washington Post David C. Magnus, director del Centro Stanford para la Ética Biomédica.
Casi un tercio de los nacimientos por fecundación in vitro en Estados Unidos dan como resultado gemelos o más, informaba el 12 de febrero el New York Times. De hecho, a diferencia de otros muchos países, en Estados Unidos no existen límites sobre cuántos embriones pueden implantar las clínicas de fecundación in vitro.
El New York Times citaba datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades que revelan que, en 1996, hubo 64.681 procedimientos de fecundación in vitro, llevados a cabo en 330 clínicas. Según la última información disponible - no se daban fechas en el artículo - el número de procedimientos ha aumentado hasta los 134.260 en más de 483 clínicas a lo largo del país. En total, cada año nacen en Estados Unidos más de 50.000 niños como resultado de estos procedimientos.
El nacimiento de octillizos es un ejemplo del uso irresponsable de la tecnología reproductiva, afirmaba Scott B. Rae, miembro del Center for Bioethics and Human Dignity, en un comentario el 13 de febrero en la página web de la organización. Tales procedimientos ponen en peligro tanto la salud de la madre como la de los hijos, comentaba.
Peligros genéticos
Los nacimientos múltiples no son ni mucho menos el único tema asociado con la fecundación in vitro. Poco después del asunto de los octillizos, el New York Times publicaba el 17 de febrero un largo artículo sobre los riesgos genéticos implicados en la utilización de la fecundación in vitro.
Los investigadores cada vez están más preocupados por los cambios que pueden tener lugar en los embriones que crecen fuera de la matriz durante varios días antes de ser implantados. El artículo observaba que algunos estudios han descubierto que puede haber un desarrollo génico anormal y un aumento de desórdenes genéticos debido a la fecundación in vitro.
El artículo citaba un estudio publicado el pasado noviembre por los Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades que descubrieron un aumento de algunos defectos de nacimiento en bebés concebidos por fecundación in vitro.
El New York Times añadía que los descubrimientos son preliminares; no obstante, el artículo citaba la preocupación de los expertos en este campo: "Hay un consenso creciente en la comunidad clínica de que existen riesgos", declaraba al New York Times Richard M. Schultz, decano de ciencias naturales en la Universidad de Pennsylnavia.
Otros estudios también revelan preocupación por las consecuencias de la fecundación in vitro. Los niños nacidos a través de ella pueden ser más propensos a la agresión y a problemas de conducta en la adolescencia, informaba el periódico Australian el 21 de octubre.
Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Cambridge y presentado en una conferencia sobre fertilidad en Brisbane, Australia, comparaba a 26 niños concebidos por fecundación in vitro con 38 que fueron adoptados y 63 que fueron concebidos naturalmente. En los niños concebidos por fecundación in vitro se observó una pequeña diferencia en cuanto a problemas de conducta.
Al día siguiente, el periódico Australian publicaba otro artículo sobre el tema, informando que las madres de niños in vitro sufrían mayores dificultades para hacer frente a las exigencias de la maternidad.
Un estudio patrocinado por el Australian Research Council, IVF Australia y Melbourne IVF, encontró que las mujeres que concebían de esta forma son más propensas que las demás a tener problemas postparto.
En Inglaterra, un reportaje en el periódico Telegraph el 30 de julio afirmaba que los niños concebidos in vitro son más propensos a nacer prematuramente y pesar menos al nacer.
Un equipo de investigación encabezado por Liv Bente Romundstad, de la Universidad noruega de Ciencia y Tecnología de Trondheim, examinó a más de 2.500 mujeres que habían concebido tanto naturalmente como a través de fecundación in vitro y compararon los resultados con más de 1 millones de concepciones naturales.
Los resultados demostraron que los bebés concebidos in vitro eran un 31% más propensos a morir en el periodo anterior y posterior al nacimiento. De media, nacían dos días antes y eran un 26% más pequeños para su edad.
Sin límites
Otro motivo de preocupación es cómo los bebés concebidos in vitro son utilizados como objetos para satisfacer las exigencias de sus padres. Un reportaje el 30 de diciembre en el Telegraph contaba que una mujer india de 70 años que había dado a luz una niña en noviembre ya estaba planeando tener un segundo hijo.
Rajo Devi, de 70 años, tuvo una niña, Naveen Lohan, el 28 de noviembre. Según parece ahora quiere un niño.
Rajo y su marido, Bala Ram, fueron a la Clínica de Fertilidad Nacional Hisar para un tratamiento después de oír que una mujer de sesenta años había dado a luz gemelos. Los óvulos donados por otra mujer fueron fecundados con el esperma de Bala e implantados en Rajo.
Otra fuente de preocupación es el hecho de que los niños acaben en estructuras familias convulsas, por decir un eufemismo. En Canadá, informaba el 29 de enero el National Post, un tribunal sentenció sobre una disputa que implicaba a una pareja lesbiana y a un hombre homosexual que fue el donante de esperma.
Según el artículo el tribunal dictaminó que el contrato de donación entre el hombre y la pareja era inquebrantable, abriendo así la posibilidad de que un niño tenga múltiples padres cuando hay donantes implicados.
La pareja y el hombre firmaron un contrato antes de que naciera el niño, que le daba algunos derechos como una especie de co-padre. Las disputas que vinieron después entre la pareja y el hombre dieron como resultado que se restringiera su acceso al niño, algo que la corte le ha devuelto ahora.
Luego vino la noticia a finales del año pasado de una mujer de 56 años que dio a luz a sus nietas trillizas, informaba el 11 de noviembre Associated Press. Jaci Dalenberg, de Ohio, accedió a ser la madre para su hija, Kim Coseno, y su marido, Joe.
Coseno tenía dos hijos de un matrimonio anterior pero era incapaz de tener otro hijo por causa de una histerectomía. Coseno podía aún producir óvulos, por lo que fueron fecundados con el esperma de su nuevo marido e implantados en su madre. Las niñas nacieron el 11 de octubre, con un adelanto de dos meses.
Dignidad humana
"A cada ser humano, desde la concepción hasta la muerte natural, se le debe reconocer la dignidad de persona", decía una instrucción de la Congregación para la Doctrina de la Fe el 8 de diciembre.
El documento trata de algunas cuestiones de bioética relacionadas con la vida humana.
"El ser humano debe ser respetado y tratado como persona desde el instante de su concepción y, por eso, a partir de ese mismo momento se le deben reconocer los derechos de la persona, principalmente el derecho inviolable de todo ser humano inocente a la vida", observaba la declaración en el número 4.
En cuanto a las técnicas de fertilidad asistida, el documento ha aclarado que no se rechazan porque sean artificiales. El uso de la medicina y de la ciencia no se rechaza, sino que es esencial evaluarlas de acuerdo a la dignidad de la persona humana.
La fecundación in vitro, observaba la Congregación para la Doctrina de la Fe, implica la destrucción de embriones. Además, la procreación se separa del acto conyugal del marido y de la mujer.
"La Iglesia reconoce la legitimidad del deseo de un hijo, y comprende los sufrimientos de los cónyuges afligidos por el problema de la infertilidad", admitía el documento.
Sin embargo, añadía, "el deseo de un hijo no puede justificar la ‘producción' del mismo, así como el deseo de no tener un hijo ya concebido no puede justificar su abandono o destrucción".
En la actual crisis económica, el consumismo está cada vez más desacreditado, pero cuando se trata de la vida humana parece que el consumidor es el rey, en detrimento de la dignidad humana.
Por el padre John Flynn, L. C., traducción de Justo Amado

miércoles, 18 de febrero de 2009

Una bienvenida

Creo que la primera entraga a este blog ha quedado pendiente, pero ahora la pago. ¿Por qué el blog se llama Pablo en el Ágora? He aquí la razón: En el capítulo 17 del libro de los hechos de los apóstoles se lee un episodio donde Pablo se encuentra en Atenas, recorre la ciudad, de hecho anuncia en la plaza pública, y un día es invitado al ágora, algunos filósofos epicúreos y estoicos quieren escuchar la nueva doctrina que anuncia. Aunque me sobran razones para no ser admirador de Pablo, en este episodio debo reconocer que simplemente es magnífico, pues su predicación comienza por alabar a los atenienses por su espíritu religioso. Menciona además que vió un monumento dedicado al dios desconocido, y que es a quien viene a anunciar, lo que resulta un gran acierto, pues algunos de los que lo escuchan se convierten a la nueva doctrina. Lamentablemente el episodio no resulta totalmente exitoso porque llega el momento en que Pablo anuncia la resurrección de Jesús y en ese momento sus interlocutores terminan la conversación. La razón: una concepción cultural, los griegos conciben el mundo de manera cíclica, el alma también sigue esa dinámica, por lo tanto es imposible que acepten la resurrección, en cambio conciben la reencarnación como la forma de existencia del alma. Como este, hay muchos detalles en que el cristianismo y la cultura griega y romana tuvieron que buscar puntos de encuentro, quién salió ganando y quien perdiendo, no hay una respuesta fácil y unívoca, la verdad es que en algunos puntos se dió un sincretismo, en otros casos imperó la visión cristiana, aunque a ratos la concepción griega (indoeuropea) amenaza con regresar, tal es el caso de la fascinación que en nuestro días ha despertado la reencarnación.
Fortino

viernes, 13 de febrero de 2009

Exámenes prenatales acaban en eugenesia

Las dudas o defectos se convierten en niños abortados

ROMA, domingo, 8 febrero 2009 (ZENIT.org).- Poco después de haber desmontado las escenas de la natividad tras las fiestas navideñas, se dispara el debate en Inglaterra sobre los abortos selectivos de niños con problemas genéticos.

La investigación llevada cabo por el centro de investigación del autismo de la Universidad de Cambridge planteó la posibilidad de detectar en bebés no nacidos el riesgo de sufrir autismo, informaba el periódico Guardian el 12 de enero.

Los investigadores encontraron un nexo entre altos niveles de testosterona en el líquido amniótico de las mujeres embarazadas y rasgos autistas en un grupo de 235 niños estudiados.

"Si hubiera una prueba prenatal para el autismo, ¿sería esto deseable?", declaraba al Guardian el profesor Simon Baron-Cohen, director del equipo de investigación. "¿Qué perderíamos si los niños con desórdenes autistas fueran eliminados de la población?", preguntaba.

Las pruebas de autismo antes del nacimiento podrían tener algunos resultados positivos, observaba el artículo. Según la Sociedad Nacional Autista inglesa ayudaría a los padres a prepararse y a conseguir ayuda para su hijo.

Acompañando al artículo que anunciaba los descubrimientos de la investigación, el Guardian publicaba el testimonio de Charlotte Moore, que ha criado a sus dos hijos autistas, George y Sam.

Charlotte reconocía la carga que pone sobre los padres un hijo autista, y expresó su miedo de que muchas madres abortasen tales niños si las pruebas estuvieran disponibles, como actualmente ocurre con los niños con síndrome de Down.

Ella, sin embargo, no consideraría abortar un niño autista. "Nuestra vida familiar es tan rica y tan llena de significado como cualquier otra; las vidas de mis hijos no son trágicas, ni tampoco la mía", sostenía. "Una sociedad que busca eliminar todas las variables que hacen de la vida humana algo fascinantemente complejo no es una sociedad en la que yo quiera vivir", concluía Charlotte.

Libre de cáncer

Las noticias sobre el autismo aparecieron poco después del anuncio del nacimiento del primer niño de Gran Bretaña seleccionado genéticamente para quedar libre de un gen ligado al cáncer de pecho. Según un reportaje del 10 de enero en el periódico Scotsman, una pareja se sometió al tratamiento de fertilidad en la Colegio Universitario de Londres y los embriones fueron sometidos al proceso de diagnosis de preimplantación genética (PGD), para asegurar que no tenían el gen BRCA1.

Las mujeres con esta variación genética tienen un 80% de riesgo de desarrollar cáncer de mama, comentaba el artículo.

Scotsman también informaba de la preocupación expresada por Michaela Aston, de la organización Life. "Life celebra toda nueva vida y da la bienvenida a este niños al mundo", afirmaba.

"No obstante, estamos muy preocupados por la pérdida de aquellos embriones descartados por no ser considerados dignos de vivir", continuaba Aston. "Necesitamos recordar que somos mucho más que la suma de nuestros genes".

Las noticias también llamaron la atención de William Saletan, que escribe en la revista online norteamericana Slate. En su comentario del 14 de enero, Saletan ponía de relieve la deshonestidad verbal de la nota de prensa del Colegio Universitario de Londres.

"El primer bebé examinado para la forma de cáncer de mama BRCA1 antes de la concepción ha nacido en el Reino Unido", se afirma. Saletan explicaba que las pruebas tuvieron lugar, no obstante, en estado de embrión y dicho bebé fue uno de los 11 examinados, de los que 9 fueron descartados. Dos se implantaron después, dando como resultado un bebé.

Juegos de palabras

"Ahora llamamos a tales pruebas ‘preconcepción'. Este es el siguiente paso en nuestra gradual devaluación de los embriones", reflexionaba Saletan. Los embriones jóvenes eran denominados "pre-embriones" para hacer más aceptable el utilizarlos en experimentos científicos, y ahora cambiamos el significado de la palabra concepción.

"No te preocupes de los seis óvulos que fertilizamos, rechazamos y liquidamos al seleccionar este bebé. En realidad nunca fueron concebidos. De hecho ni siquiera eran embriones", continuaba Saletan.

Luego seguía apuntando que si la bebé había sido concebida de modo natural, habría tenido un 50% de posibilidades de heredar el gen defectuoso. Después, si lo hubiera heredado habría tenido un riesgo de cáncer del 50% al 85%, e incluso entonces podría habérselo detectado y curado.

"La investigación sobre embriones está pasando de enfermedades garantizadas y fatales en la niñez a enfermedades potenciales y no mortales en vida adulta", lamentaba Saletan.

Las investigaciones de este tipo parece que se expanden con rapidez. Sólo unos días después, el 18 de enero, el periódico Scotland on Sunday anunciaba que pronto se ofrecerá a cientos de parejas escocesas pruebas para crear "bebés de diseño" libres de enfermedades genéticas.

El Centro para Medicina Reproductiva de Glasgow (GCRM) pondrá en marcha un servicio de análisis escocés a finales de año. Se analizará a los embriones de 200 genes que están detrás de enfermedades hereditarias como el cáncer o la fibrosis quística.

El centro implantará por tanto sólo embriones que se garantice que están libres de cualquier fallo genético específico, costando 5.500 libres cada tratamiento terminado. Tales servicios estaban disponibles hasta ahora en Inglaterra, pero no al norte de la frontera.

"Esta no es la cura de ninguna enfermedad, sino una forma de destruir a los que las padecen en sus primeras etapas de vida. Es totalmente inmoral y no debería apoyarse", declaró al periódico un portavoz innominado de la Iglesia católica en Escocia.

Cuesta resbaladiza

Como consecuencia un artículo sobre las pruebas realizadas sobre los no nacidos sembraba el miedo sobre la futura destrucción de vida no nacida. El 25 de enero el Sunday Times informaba que las pruebas de paternidad que ahora se llevan a cabo sobre niños no nacidos por algunos laboratorios de ADN.

Dichas pruebas, explicaba el artículo, permiten a las madres abortar los niños si son el resultado de una relación extraconyugal.

Según el artículo, DNA Solutions, el mayor proveedor de pruebas genéticas del Reino Unido, actualmente lleva a cabo 500 pruebas de paternidad prenatal cada año. El Sunday Times también observaba que la empresa reconoce que algunas de las mujeres que usan sus pruebas probablemente se inclinarán por abortar el bebé si resulta que es del padre "incorrecto".

Josephine Quintavalle, fundadora de Conment on Reproductive Ethics, afirmaba: "Esto es de hecho bastante preocupante. Es obvio que quienes se someten a la prueba luego querrán abortar. Quienes ofrecen esta prueba animan a ‘soluciones' de este tipo".

Las mujeres que pasan por las pruebas para detectar problemas genéticos o de paternidad se pueden ver reflejadas en el testimonio de Victoria Lambert, que escribió un artículo el 3 de enero en el periódico Daily Mail sobre su experiencia de haber abortado un bebé discapacitado.

Su hijo tenía síndrome de Patau, también conocido como trisoma 13, y aunque muchos de los que lo padecen mueren al nacer o poco después, algunos pueden sobrevivir hasta el inicio de la edad adulta.

Abortar a su hijo fue una experiencia que le dejó profundas cicatrices, escribía Lambert. "Dicho simplemente, mi decisión y sus consecuencias me han torturado durante los últimos nueve años".

Lambert pasa luego a describir cómo después de algunos abortos naturales años después concibió de nuevo, cuando ya casi tenía 40 años. Cuando se le ofreció un escáner en un hospital, ella lo rechazó.

"Una vez que habíamos decidido que no seguiríamos adelante con pruebas para el Down o cualquier otra cosa, dejé de preocuparme sobre cómo sería nuestro hijo", declaró. "Sería nuestro bebé; y mientras naciera viva, todo lo demás podría tratarse", comentaba Lambert.

Aunque más pruebas prenatales puedan emocionar a los científicos, hay un grave peligro, concluía, "que la excesiva facilidad y simplicidad de las pruebas vuelvan las decisiones de vida o muerte muy fáciles de adoptar - y de lamentar".

"Preocupaciones de eugenesia o de salud pública no pueden justificar ningún homicidio, aunque fuera ordenado por las propias autoridades", hace notar el Catecismo de la Iglesia Católica (No. 2268). Irónicamente, mientras que la opinión pública se opone cada vez más a la pena de muerte para los criminales culpables, sanciona la muerte para el inocente no nacido.

Por el padre John Flynn, L. C., traducción del original inglés por Justo Amado