miércoles, 25 de noviembre de 2009

Iglesia argentina: Permitir el matrimonio homosexual es “absolutamente ilegal”

Más allá de la polémica, y de que se trate prioritariamente de un argumeno religioso, el rescate de la etimología de matrimonio, resulta iluminador y puede ayudar en la argumentación. Fortino

BUENOS AIRES, miércoles, 25 noviembre 2009 (ZENIT.org).- Ante el fallo de una jueza que ha permitido el matrimonio de dos hombres, la Archidiócesis de Buenos Aires, Argentina, hizo público un comunicado en el que califica la sentencia de “absolutamente ilegal”. El cardenal Bergoglio afirmó que el jefe de Gobierno porteño “faltó gravemente a su deber” por no recurrir la sentencia.
Ha suscitado numerosas reacciones en Argentina el fallo inédito de la jueza Gabriela Seijas, quien el 13 de noviembre ordenó al Registro Civil celebrar la unión de dos hombres, quienes habían presentado un recurso de amparo cuando desde la oficina pública les habían negado la fecha para realizar el casamiento.
Tras las críticas eclesiales por la omisión del recurso de las autoridades bonaerenses, a petición del jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri, el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Mario Bergoglio, lo recibió este martes en audiencia privada.
El Arzobispado difundió un comunicado en el que deja claro que la reunión se celebró a petición de Macri y, durante la misma, “el cardenal Bergoglio le reiteró que, al no apelar el fallo de la jueza en lo contencioso administrativo sobre el matrimonio de personas del mismo sexo, había faltado gravemente a su deber de gobernante y custodio de la ley”.
Así mismo, afirma el comunicado, “la Constitución y los Códigos nacionales no pueden ser modificados por un juez de primera instancia. En tal caso corresponde al mandatario del Ejecutivo tomar todas las medidas para que haya certeza de la legalidad del acto, que en este caso no la hay, y de allí surge la obligación de apelar”.
Con anterioridad a esta reunión, el Arzobispado de Buenos Aires, en una declaración, firmada el 16 de noviembre por el cardenal Bergoglio y los obispos auxiliares, afirma que el fallo de la jueza “refleja un serio desapego a las leyes que nos rigen”.
Los prelados critican que el jefe de Gobierno “no haya permitido la apelación de dicha sentencia absolutamente ilegal, para dar un debate mas prolongado y profundo sobre una cuestión de tamaña trascendencia. Esto constituye un signo de grave ligereza y sienta un serio antecedente legislativo para nuestro país y para toda Latinoamérica”.
Señalan que “la crisis de valores que afecta hoy a nuestra sociedad hace olvidar que el origen mismo de la palabra ‘matrimonio’ se remonta a disposiciones ancestrales del Derecho Romano donde la palabra ‘matrimonium’ se vinculaba al derecho de toda mujer a tener hijos reconocidos expresamente en el seno de la legalidad”.
La palabra matrimonio, explican, “alude justamente, a esa calidad legítima de ‘madre’ que la mujer adquiere a través de la unión matrimonial. Con frecuencia se ha intentado asociar erróneamente el término ‘matrimonio’ con el sacramento católico del mismo nombre, sin tener en cuenta que el vocablo y la realidad que quiere expresar, fue consagrado por el Derecho Romano muchísimo antes de que el cristianismo apareciese en la historia de la humanidad”.
A su vez, afirman, “esta decisión podría considerarse contraria a distintos tratados internacionales con jerarquía constitucional desde 1994, como la Declaración Universal de los Derechos Humanos art. 16, el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos art. 23 inc. 2 y la Convención Americana de los Derechos Humanos, art. 17 inc. 2 ss; de los cuales se deduce que sólo el matrimonio constituido por personales de distinto sexo es constitucional”.
Y concluyen: “Afirmar la heterosexualidad del matrimonio no es discriminar, sino partir de una nota objetiva que es su presupuesto”.
El Secretariado Nacional para la Familia hizo público un comunicado el 18 de noviembre en el que afirma que “el matrimonio siempre se ha constituido sobre la base de la unión de un varón y una mujer. Pero también es una verdadera institución, llamada a cumplir una función social insustituible: facilitar y promover la comunidad de vida elegida por los cónyuges, constituir un ámbito adecuado para la procreación y educación de los hijos y ser así el corazón de la familia, la cual, a su vez, es célula fundamental de la sociedad. Por ello, el matrimonio trasciende el interés particular de los cónyuges y atañe también al interés general. De ahí que siempre, desde que el hombre es hombre, ha sido objeto de regulación social”.
“¿Es lógico considerar en igualdad de condiciones lo que puede llegar a ofrecer a los hijos la pareja de un varón y una mujer y aquella formada por dos personas del mismo sexo?”, se pregunta.
Y responde: “Decididamente, no es razonable. Sólo la primera y no la segunda puede traerlos al mundo como fruto de su encuentro personal. Sólo la primera y no la segunda puede brindar al niño, con realidad, las figuras del padre y de la madre y modelos genuinamente masculinos y femeninos, indispensables para su crecimiento integral”.
Añade que no “debe simplificarse el tema con fundamento en una pretendida discriminación. No toda diferenciación en el trato es disvaliosa, sino aquella que resulta arbitraria y lesiona la garantía de la igualdad y de ese modo el ejercicio de los derechos fundamentales. Nuestra constitución y las leyes están pobladas de distinciones justas y razonables que en nada menoscaban a quienes no están alcanzados por ellas”.
También la Comisión Nacional de Justicia y Paz manifestó que “esta decisión constituye un signo de grave ligereza política generando un serio antecedente legislativo, para nuestro país y para toda Latinoamérica, en temas de vital importancia, como es la institución familiar, para la construcción de nuestra sociedad”.
“La protección de situaciones particulares puede alcanzarse por otras vías sin necesidad de remover desde los cimientos el ordenamiento jurídico familiar de nuestra sociedad”, añadió.
Y concluyó afirmando que “en tiempos de incertidumbre por los serios problemas de violencia e inseguridad, de drogadicción, de soledad y angustia de tantos argentinos, apelamos al fortalecimiento de la institución familiar y los vínculos insustituibles que ella genera como factor de educación y contención afectiva”.

martes, 27 de octubre de 2009

El aborto, "desastre ecológico" Por monseñor Demetrio Fernández, obispo de Tarazona

TARAZONA, sábado, 17 de octubre de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos la carta que ha escrito monseñor Demetrio Fernández, obispo de Tarazona, con motivo de la manifestación por la vida que se celebra este sábado en Madrid.

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La cultura de la muerte sigue avanzando y va consiguiendo algunas conquistas. Recientemente ha sido aprobado por el Gobierno un proyecto de ley, que será aprobado en el Parlamento español con algunos retoques, según el cual el aborto, que hasta ahora era un delito, se convertirá en un derecho. Quedará de esta manera legalizado el pretendido derecho de toda mujer a matar al hijo de sus entrañas, apenas haya sido concebido e incluso hasta los tres meses de gestación. Asistimos de esta manera a un verdadero desastre ecológico.

El argumento que se usa es el de ampliar la libertad de la mujer, dejándola que ella decida si quiere llevar adelante su embarazo o quiere quitarse el problema de encima, una vez que ha concebido una nueva criatura en su vientre. Para ello se pondrán a su alcance todos los medios de la salud pública y las píldoras abortivas del día después gratuitamente. Sin embargo, esta libertad que se pretende otorgar atropella la vida naciente, que es del todo indefensa, e introduce una extorsión en el ser de la madre, haciendo violencia en su propio cuerpo e introduciendo una alteración hormonal, cuyas consecuencias son imprevisibles.

Sicológicamente, cada una de estas madres quedará marcada para toda su vida. Conseguirá quitarse de su vientre "algo" que hoy la estorba, pero no conseguirá quitarse de su mente y de su corazón el delito cometido. Conozco ya a bastantes mujeres que no se perdonan a sí mismas el haber cometido semejante atrocidad en su vida, y a las que hay que consolar con la misericordia de Dios. Una vez más, la mujer pagará los platos rotos de una situación de conflicto, en la que quizá ella sea la menos culpable. Una vez más, el grito feminista de libertad para la dignidad de la mujer, se ve ahogado por unas disposiciones que la convierten en simple objeto de placer pasajero e irresponsable.

Se trata de un verdadero desastre ecológico, que afecta al niño que ha de nacer, a la madre que lo ha concebido, al entorno de las personas que tienen que ver con el asunto (el padre de la criatura, los abuelos, los sanitarios, etc.) y a toda la sociedad que sufrirá el impacto negativo de este desastre ecológico. Por ejemplo, en Europa, desde que se ha legalizado y se ha generalizado la ley del aborto no han visto la luz 50 millones de niños, que hoy serían 50 millones de jóvenes, que tanta falta nos hacen a este continente que envejece prematuramente y se muere de tristeza y de desesperanza. La nueva ley del aborto multiplicará el número de los que no van a nacer en una Europa que necesita rejuvenecerse y necesita esperanza para vivir. Una región, un país, todo un continente que no es capaz de transmitir la vida, que no es capaz de transmitir a la generación siguiente aquella herencia de valores que ha recibido, es una región, un país, un continente enfermo de muerte.

Por eso, diferentes grupos sociales, que son sensibles a este desastre ecológico, han convocado una manifestación a favor de la vida, de la maternidad y de la mujer el 17 de octubre en Madrid. "Los obispos consideramos legítima y conveniente tal convocatoria y la participación en la misma". En muchas ciudades habrá manifestaciones en el mismo sentido. Luchemos por la vida. La vida es el futuro del hombre, nunca lo será la muerte. Apoyemos a las mujeres en dificultad, proporcionándoles los medios para asumir la preciosa tarea de una nueva maternidad. Y oremos todos al Señor para que tenga misericordia de nosotros.

martes, 11 de agosto de 2009

La era de la ambigüedad Para Ti

El beso dura una eternidad. Para cientos de personas, aquella podría ser una simple manifestación amorosa entre dos adolescentes. Pero no lo es. Hay algo que la mirada tradicional percibe, algo no definido, algo que no se termina de clasificar. Basta con detenerse para descifrarlo: los jóvenes apasionados son iguales. ¿Quién es quién ahí? ¿Dónde está la chica? ¿Cuál es el chico? Ambos tienen rasgos bellos, la misma flacura, los mismos peinados, los mismos pantalones, los mismos suéteres, los mismos zapatos. La escena toda está teñida de indefinición. “La no distinción de sexos en las prendas es una tendencia mundial. Se autoproclama como un look cool, pero sobre todo muy minimal y definitivamente andrógino”, explica la diseñadora Vero Alfie. Chupines, suéteres caídos hacia un hombro, remeras extralarge son algunos de los ítems unisex que diseñadores internacionales como Jil Sanders, Chloe Sevigny y hasta la mismísima griffe Yves Saint Laurent presentaron este último año. Todas son prendas que borran la sexualidad.

Para Alfie, esta tendencia –que seguirá acentuándose con el tiempo– tiene una explicación: la igualación social del hombre y la mujer. La ambigüedad es, según la socióloga Dora Barrancos, directora del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género (IIEG) de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA), es un fenómeno que trasciende la indumentaria: “Cada vez hay más grandes porciones de la población que, debido a la crisis de los modelos tradicionales, no quieren asumir identidades canónicas: no se definen ni por lo femenino ni por lo masculino. No son travestis ni homosexuales. Tienen una orientación sexual andrógina. Hay, incluso, tribus urbanas que cultivan la ambigüedad de género”. Tanto la construcción de la identidad como la de la sexualidad proponen, según Barrancos, un horizonte abierto. Este escenario propio de la posmodernidad, sin blancos y negros, ya ha sido abordado por filósofos como Jean Baudrillard o Zygmunt Bauman. Bajo su mirada, Bauman analiza cómo la falta de solidez social nos deja instalados en la ambigüedad, algo que se refleja en la vida cotidiana. Mariela Mociulsky, directora de Trendsity, la consultora de tendencias de mercado, dice: “En una sociedad cada vez más heterogénea en discursos, valores y prácticas, los signos ambiguos inundan en arte, política, moral, identidad sexual, amor, estilos de trabajo, productos, espacios. Ya no es tan claro ni tan fácil encontrar las diferencias entre lo propio de lo femenino y de lo masculino, lo feo y lo bello, la juventud y la adultez, lo bueno y lo malo. Las categorías que nos constituyeron desde siempre han ido mutando”. Según ella, la megatendencia que más claramente expresa las características de este momento social y que se proyecta hacia un futuro incierto es la de fronteras porosas.

VIDA UNISEX. La historia de la moda suele asignarle a Marlene Dietrich el rol de haber inaugurado la androginia en el siglo XX. En la década del ’30, la famosa actriz marcó un antes y un después al incorporar los trajes sastre y los sacos de tweed. Sin embargo, casi dos décadas antes, Coco Chanel había mirado el placard masculino, del cual tomó prestado los blusones marineros y los pantalones. Fue en los locos años ’20, cuando se dieron por primera vez los primeros pasos hacia el corrimiento de las fronteras de lo femenino y lo masculino en la indumentaria. En pleno auge del Charleston, la silueta se hizo geométrica, sin curvas, se adoptaron colores oscuros y la austeridad; el talle se elevó hacia las caderas; se impuso el corte garçon y comenzó a promoverse un cuerpo delgado, tendencia que se exacerbará peligrosamente hacia finales del siglo. “Al hacer desaparecer las formas femeninas, lo que se consigue es asemejarse al hombre, una de las metas de principios de siglo”, explica Patricia Doria, diseñadora de indumentaria de la UBA y docente de la Universidad de Palermo.

La moda unisex –que pregona la igualdad entre los géneros– no sería nada sin Yves Saint Laurent, quien en los ’70 y con su smoking marcó un hito en lo que a apropiaciones se refiere. A fines de esa década, Diane Keaton luciría –al igual que en su momento lo hizo Katharine Hepburn– sombreros, pantalones anchos y chaleco para protagonizar filmes como Annie Hall. En los ’90, la aparición de la modelo inglesa Kate Moss, la androginia dio un nuevo paso, esta vez de la mano del diseñador Calvin Klein. Pero, hay que decirlo: tanto Kate Moss como la mismísima Marlene Dietrich con sus labios pintados exhibían algo de femenino en ellas. En la actualidad, ya entrados en el siglo XXI, la huella femenina ya no puede ser rastreada. Lo mismo empezó a suceder con la masculinidad de las prendas para hombres. Salvo Sean Connery, Sting o el príncipe Carlos, contados eran los hombres que usaban polleras. Hoy, Mike Amigorena se anima a ellas. Dejando de lado el mundo del rock y antes de que Hedi Slimane revolucionara la casa Dior, eran pocos los caballeros que se animaban a usar chupines. En la actualidad, no sólo los usan sino que llevan el rosa y las bandoleras sin problemas. Pero si la moda supone la apariencia como representación del ser, la posmodernidad la ha potenciado a su grado máximo: la indefinición y la confusión han sido extremadas hasta la provocación. Es la era de la ambigüedad. “En los ’60, si veías a dos personas de atrás, no sabías si se trataba de un hombre o de una mujer. Sólo cuando los veías de frente te dabas cuenta de que un sujeto llevaba barba mientras que la otra era una mujer.

Hoy, la diferencia está en que cuando se dan vuelta ambos tienen la misma apariencia: no hay diferencias”, analiza Doria. En el medio, el cuerpo ha sufrido mutaciones. Hay cuerpos como los de la inglesa Agyness Deyn o el de la escocesa Tilda Swinton; looks como los del polémico Marilyn Manson. Y hasta el recientemente fallecido Michael Jackson ha sido considerado por Baudrillard como un andrógino artificial, gracias a tantas visitas al quirófano. Debajo de la pasarela la ambigüedad se replica: ¿se trata de hombres? ¿O son mujeres? Para Roberto Echavarren, filósofo, docente y autor de El arte andrógino entre otros títulos, una pista para entender esta tendencia pasa por detenerse en los emos, una de las tribus urbanas que más ha crecido en los últimos tiempos. Ellos conforman un estilo callejero cuya influencia en la sociedad actual es más importante de lo que se cree. Los emos refieren no sólo a actitudes sino a patrones estéticos. Echavarren explica a Para Ti: “El emo es un adolescente punk feminizado, suavizado. Más que la música que escucha, importa su filosofía, el tenor visual, el tipo de figura casi anoréxica. Chicos y chicas adoptan un peinado inspirado en el animé hair. A veces combinan su ropa negra con colores femeninos. El maquillaje transforma sus caras en una máscara adolescente, seductora y frágil. El emo no es una recreación histriónica de una mujer. No feminiza a los hombres, sino que borra las barreras de género. Es un andrógino. No es retro: es una nueva síntesis, algo que no estaba allí”.

EL TERCER SEXO. En cada entrevista que le hacen, Bill Kaulitz, líder de la banda alemana Tokio Hotel, insiste en que no es gay. Aunque muchos desconozcan quién es, Bill Kaulitz y su hermano Tom son uno de los tantos ejemplos de ambigüedad que invaden el mundo de la música. Echavarren, quien cita el caso de los hermanos alemanes en su libro El arte andrógino, explica que: “Ni Bill ni Tom, que también forma parte de la banda, asumen una identidad gay, ni tampoco parodian lo femenino. Se mantienen en el filo de la androginia absoluta. Los chicos del glam de los ‘80 hacían propaganda de que les gustaban las chicas. Ahora, ese discurso no existe”. Para Echavarren, la tendencia es revocar el género, obliterando el cuerpo. Sea por diversión o experimento, agregan otro condimento: el homoerotismo. Cuando estos chicos y chicas indiferenciados en su apariencia se besan se produce un efecto especular. “En los jóvenes la ambigüedad sexual se manifiesta cada vez más. En el consultorio hay cada vez más chicos que refieren a experiencias bisexuales y homosexuales”, reconoce Diana Resnicoff, psicóloga y sexóloga clínica. “Es difícil decir qué tipo de erotismo hay ahí. Pero hay indicadores que hablan de un extremo narcisismo”, dice Juan Carlos Kusnetzoff, especialista en sexología clínica de la UBA. Según Patricia Vázquez, sexóloga y médica psiquiatra, “el autoerotismo supone una etapa infantil, que debería superarse pasada la adolescencia, como condición para entrar a la adultez”. Si los padres tienen que enfrentar una situación así con sus hijos adolescentes, los especialistas sugieren tener calma y no asustarse. Vázquez aconseja: “La clave está en acompañarlos y hablarles sin que haya temas tabú. Se supone que, pasado un momento determinado, la ambigüedad dará paso a una definición”.

Sin embargo, las opiniones son dispares. Silvia Elizalde, especialista en juventud y sexualidad, doctorada en Antropología e investigadora del CONICET, sugiere que “la compulsión a definir los géneros es una inquietud de los adultos. Esta ‘preocupación’ se formula desde un paradigma que pone a la heterosexualidad como patrón. La heteronormatividad es hegemónica porque se apoya en binarismos culturales naturalizados y autoexcluyentes de varón-mujer, femenino-masculino. Y para este paradigma, la ambigüedad inquieta. Detrás de la compulsión a que el otro se identifique hay una interpelación a la propia identidad, un miedo a que mi propio orden se desestabilice”. Elizalde, docente de la UBA y coautora del libro Género y sexualidades en la trama del saber, sostiene que a la ambigüedad actual hay que leerla enmarcada en la trama de transformaciones culturales y las nuevas tecnologías. Es ahí donde se construye hoy la identidad, el quid de todo esto. Dice Barranco: “La identidad hoy está en permanente negociación. Estaríamos asistiendo a una ventana de géneros sin radicalidad identitaria”. ¿Vamos hacia el famoso tercer género del que hablaba Platón en El banquete? Producto del devenir y de los cimbronazos culturales, augura Barrancos, habrá asexuados, bisexuales… Habrá categorías como transgénero o intergénero. Y Echavarren concluye: “Desde que nos dan el DNI, nos dicen que somos varones y mujeres, y así nos educan. Hoy esto está siendo desmantelado. Después de tanta lucha por reivindicar los derechos de las mujeres o los de los gays, la juventud –en un acto de libertad mayor de lo que se cree– parecería decirle a la sociedad actual:‘Basta. La lucha por la identidad de género no es lo que importa’”.

miércoles, 29 de julio de 2009

Matar a los indignos de vivir La mentalidad eugenésica no muestra signos de debilidad

ROMA, domingo, 26 julio 2009 (ZENIT.org).- La idea de que algunas personas son genéticamente inferiores y es necesario eliminarlas o evitar que se reproduzcan es una mentalidad que todavía persiste, a pesar del horror que despertó tras las atrocidades del régimen nazi.
En una reveladora entrevista publicada el 12 de julio en la New York Times Magazine, se preguntaba a la juez del Tribunal Supremo de Estados Unidos, Ruth Bader Ginsburg, sobre el aborto, entre otros temas.
Refiriéndose a la sentencia del Tribunal Supremo que abrió las puertas al aborto, Roe v. Wade, y las sentencias sobre financiación del aborto, Ginsburg comentaba: "Francamente, en la época en que se decidió sobre Roe, creo que había preocupación por el crecimiento de la población y especialmente por el crecimiento de poblaciones de las que no queríamos que hubiera muchos".
Esta asombrosa declaración no fue ulteriormente profundizado, y no dio explicaciones de qué grupos se englobaban dentro de los "que no queríamos que hubiera muchos".
En un artículo de opinión publicado el 14 de julio en el Los Angeles Times, Jonah Goldberg admitía que el texto podría interpretarse como una mera descripción de la mentalidad que se daba tras las sentencias y, por tanto, no tenemos certeza de que Ginsburg haya asumido estas ideas.
Sin embargo, continuó, es verdaderamente cierto que el impulso a favor del aborto se debió en buena parte al deseo de eliminar a los considerados no aptos. Es bien conocido, afirmaba, que la fundadora del Planned Parenthood, Margaret Sanger, "fue una racista eugenésica de primer orden".
Esterilización forzada
Hace apenas un mes se conmemoraba la triste historia de las esterilizaciones forzadas en Carolina del Norte.
Associated Press informaba el 22 de junio de que se inauguró una placa en memoria de los miles de personas que fueron esterilizadas de 1933 a 1973 porque se las consideraba mentalmente discapacitadas o genéticamente inferiores.
Según el artículo, el programa de Carolina del Norte tenía como objetivo a los pobres y a la población que vivía en las prisiones y en las instituciones del estado, entre otro. Algunas eran simplemente víctimas de violaciones. La Comisión de Eugenesia del estado todavía siguió actuando hasta 1977, después de que los enfermos mentales se pusieran bajo control judicial.
Los programas de esterilización no son sólo una cuestión de interés histórico. El 22 de junio, el periódico Guardian informaba de que en África se está obligando a ser esterilizadas a mujeres portadoras del VIH.
Según parece, se les dice que el procedimiento es un tratamiento rutinario para el sida. La Comunidad Internacional de Mujeres con VIH/Sida está preparando una demanda contra el gobierno de Namibia en nombre de un grupo de mujeres seropositivas de Namibia que han sido esterilizadas contra su voluntad.
El Guardian también informaba de que este grupo afirma que está habiendo esterilizaciones forzadas en la República Democrática del Congo, en Zambia y en Sudáfrica.
La mentalidad eugenésica está muy extendida, aunque se de forma sutil, cuando se trata de discapacitados o de quienes sufren defectos genéticos. Con frecuencia a estas personas simplemente se las elimina antes de que tengan la oportunidad de nacer.
Los tratamientos científicos prometen intensificar las amenazas para estos discapacitados. El 1 de julio el Times de Londres informaba de que investigadores están desarrollando un test genético universal para embriones capaz de detectar casi cualquier enfermedad hereditaria.
Pronto comenzarán los ensayos y el profesor Alan Handyside, de la clínica Bridge de Londres, explicaba al Times que el test será capaz de identificar cualquiera de las 15.000 deficiencias genéticas conocidas. Actualmente sólo se puede conocer el 2% de los defectos genéticos a través de las pruebas a embriones.
Bebés de diseño
El artículo comentaba que esta técnica, conocida como karyomapping, aumentará la controversia sobre los "bebés de diseño". Según parece, el test podría también utilizarse para seleccionar un embrión de un color de ojos determinado, o con genes que afecten a la altura.
No obstante, sería difícil de llevar a la práctica la comprobación de muchos genes que controlan diversas facetas del desarrollo porque serían necesarios cientos de embriones para garantizar el perfil deseado.
Ya es común la práctica de eliminar los embriones o fetos que sufren de síndrome de Down. Dominic Lawson criticaba esta tendencia en un artículo de opinión publicado en el periódico británico Independent, el pasado 25 de noviembre.
Lawson, que tiene un hijo con síndrome de Down, observaba sin embargo algunos signos de cambio. Citaba a Carol Boys, director ejecutivo de la Asociación de Síndrome de Down, que afirmaba que cerca del 40% de las madres que dan positivo en el test de síndrome de Down continúan con su embarazo.
En parte, explicaba Boys, esto tiene que ver con el hecho de que las mujeres tienden a tener hijos a una edad más avanzada. Esto significa que son más conscientes de que es posible de que no puedan tener otros hijos. Además, estas mujeres tienen carreras asentadas que les dan más confianza para enfrentarse a las presiones de los médicos para que aborten.
Según Lawson, los médicos en general tienen "una tendencia visceral a favor de la eugenesia".
"Esto no se basa en una consideración realista y actualizada de las posibilidades abiertas a quienes tienen síndrome de Down, aún menos de la felicidad que pueden y de hecho traen a las familias, e incluso a la comunidad en su conjunto", añadía Lawson.
La causa de tales actitudes se basa en el hecho de que las personas con síndrome de Down van a costar más al sistema de salud, acusaba.
Las nuevas pruebas genéticas también apuntan al síndrome de Down, anunciaba un artículo el 8 de junio en la sección online del American Spectator. Sequenom, una empresa que comercializa productos de análisis genético, ha desarrollado un nuevo test genético para el síndrome de Down.
La prueba, llamada SEQureDX, se supone que es más segura y cuidadosa que cualquier test genético prenatal anterior.
"Aunque las nuevas pruebas sean más seguras tanto para la madre como para el niño, crearán una profunda inseguridad para los bebés que den positivo para anormalidades genéticas", indicaba el artículo.
Al menos otras tres compañías están desarrollando pruebas genéticas parecidas y esperan tenerlas en el mercado antes de fin de año, indicaba el artículo.
Errores fatales
La promesa de pruebas más exactas apunta a un hecho al que no se da relevancia, es decir, que a menudo bebés perfectamente sanos han sido abortados por errores en las pruebas genéticas. Según un artículo del 16 de mayo en el periódico Guardian, la doctora Anne Mackie, directora de programas de pruebas del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido, estimaba que cada año, en Inglaterra, 146 bebés sanos que no tenían ninguna anormalidad se pierden como resultado de pruebas inexactas.
Según Mackie, el 70% de los hospitales de Inglaterra todavía usan pruebas que es muy probable que den "falsos positivos", es decir, determinar un alto riesgo para las mujeres de forma errónea.
Los peligros de la eugenesia
El 21 de febrero, Benedicto XVI hablaba a los participantes a una conferencia convocada por la Pontificia Academia para la vida sobre el tema "Nuevas Fronteras de la Genéticas y Peligros de la Eugenesia".
Cada ser humano, afirmaba el pontífice, "es mucho más que una singular combinación de informaciones genéticas que le transmiten sus padres".
Debemos evitar los riesgos que implica la eugenesia, advertía el Santo Padre. Y observaba que hoy se dan "manifestaciones preocupantes de esta odiosa práctica".
Explicaba que hoy "se tiende a privilegiar las capacidades operativas, la eficiencia, la perfección y la belleza física, en detrimento de otras dimensiones de la existencia que no se consideran dignas".
"El respeto que se debe a todo ser humano, incluso en presencia de un defecto en su desarrollo o de una enfermedad genética, que podrá manifestarse en el transcurso de su vida, y se penaliza desde la concepción a aquellos hijos cuya vida no se considera digna de vivirse", comentaba el Papa.
Benedicto XVI animaba a rechazar cualquier forma de discriminación como un ataque a toda la humanidad. Un llamamiento a la acción que debe despertar las conciencias de todo el mundo.
Por el padre John Flynn, L. C., traducción de Justo Amado

Ante el proyecto de ley de células madre aprobado por el Senado en Uruguay Declaración del Instituto Arquidiocesano de Bioética Juan Pablo II

MONTEVIDEO, sábado, 25 julio 2009 (ZENIT.org).- Publicamos la declaración sobre el proyecto de ley de células madre que ha aprobado el Senado de Uruguay publicado el 17 de julio por el Instituto Arquidiocesano de Bioética Juan Pablo II de Montevideo.

El día 14/07/2009, sin que el hecho trascendiera mayormente a la opinión pública, la Cámara de Senadores aprobó un proyecto de ley de células madre que nos merece serias objeciones desde el punto de vista bioético. Sin perjuicio de otros aspectos que merecerían un análisis detallado, queremos referirnos aquí al punto más grave: el relativo a las células madre embrionarias.
El proyecto de ley aprobado por el Senado permite implícitamente la destrucción de embriones humanos para la obtención de células madre, por lo cual viola el primero de los derechos humanos: el derecho a la vida. Desde el punto de vista científico no cabe la menor duda acerca de que el embrión humano es un individuo de la especie humana, un ser humano. De allí se deduce que tratarlo como un simple objeto, un mero proveedor de células madre, que puede ser sacrificado para supuesto beneficio de otras personas, es una gravísima falta ética. El fin no justifica los medios, máxime cuando está en juego la vida humana. Cabe agregar que, pese al ingente número de embriones humanos destruidos en el mundo por esta inmoral línea de investigación científica, hasta ahora no se ha logrado curar a un solo enfermo a partir de esa práctica aberrante.
Concretamente, el Artículo 4º del citado proyecto de ley establece lo siguiente:
"Ámbito de aplicación. La presente Ley se aplica a todos los tejidos y células de origen humano incluyendo las células madre y progenitoras de sangre periférica, cordón umbilical y médula ósea; células y tejidos fetales; y células madre adultas y embrionarias. No se aplica a órganos, gametos, embriones con fines reproductivos, sangre ni a sus elementos constitutivos, a excepción de sus células madre y progenitoras."
Resulta oportuno citar los numerales 31 y 32 de la Instrucción "Dignitas personae" sobre algunas cuestiones de bioética, emitida por la Congregación para la Doctrina de la Fe con fecha 8/09/2008, con la aprobación expresa del Papa Benedicto XVI. Como podrá apreciarse a continuación, en dichos numerales se expone muy claramente la doctrina moral católica sobre el uso terapéutico de las células madre.
"31. Las células troncales o células madre son células indiferenciadas que poseen dos características fundamentales: a) la prolongada capacidad de multiplicarse sin diferenciarse; b) la capacidad de dar origen a células progenitoras de tránsito, de las que descienden células sumamente diferenciadas, por ejemplo, nerviosas, musculares o hemáticas.
Desde la verificación experimental de que las células troncales transplantadas a un tejido dañado tienden a favorecer la repoblación de células y la regeneración del tejido, se han abierto nuevas perspectivas para la medicina regenerativa, que han suscitado gran interés entre los investigadores de todo el mundo.
En el hombre, se han encontrado hasta ahora las siguientes fuentes de células troncales: el embrión en los primeros estadios de su desarrollo, el feto, la sangre del cordón umbilical, varios tejidos del adulto (médula ósea, cordón umbilical, cerebro, mesénquima de varios órganos, etc.) y el líquido amniótico. Inicialmente, los estudios se concentraron en las células troncales embrionarias, ya que se creyó que sólo éstas poseían grandes potencialidades de multiplicación y diferenciación. Numerosos estudios han demostrado, en cambio, que también las células troncales adultas presentan una propia versatilidad. Aunque éstas no parecen tener la misma capacidad de renovación y plasticidad que las células troncales de origen embrionario, estudios y experimentaciones de alto nivel científico tienden a poner las células troncales adultas por encima de las embrionarias, en base a los resultados obtenidos. De hecho, los protocolos terapéuticos que se practican actualmente prevén la utilización de células troncales adultas, y por ello se han iniciado distintas líneas de investigación que abren nuevos y prometedores horizontes.
32. Para la valoración ética hay que considerar tanto los métodos de recolección de células troncales como los riesgos de su utilización clínica o experimental.
En lo que atañe a los métodos usados para la recolección de células troncales, éstos deben considerarse en relación a su origen. Se deben considerar lícitos los métodos que no procuran grave daño al sujeto del que se extraen. Esta condición se verifica generalmente en el caso de: a) extracción de células de tejidos de un organismo adulto; b) de la sangre del cordón umbilical en el momento del parto; c) de los tejidos de fetos muertos de muerte natural. Por el contrario, la extracción de células troncales del embrión humano viviente causa inevitablemente su destrucción, resultando por consiguiente gravemente ilícita. En este caso «la investigación, prescindiendo de los resultados de utilidad terapéutica, no se pone verdaderamente al servicio de la humanidad, pues implica la supresión de vidas humanas que tienen igual dignidad que los demás individuos humanos y que los investigadores. La historia misma ha condenado en el pasado y condenará en el futuro esa ciencia, no sólo porque está privada de la luz de Dios, sino también porque está privada de humanidad».
El uso de células troncales embrionarias o de células diferenciadas derivadas de ellas, que han sido eventualmente provistas por otros investigadores mediante la supresión de embriones o que están disponibles en comercio, pone serios problemas desde el punto de vista de la cooperación al mal y del escándalo.
En relación a la utilización clínica de células troncales conseguidas a través de procedimientos lícitos no hay objeciones morales. Sin embargo, hay que respetar los criterios comunes de deontología médica. En este sentido, se debe proceder con gran rigor y prudencia, reduciendo al mínimo los riesgos potenciales para los pacientes, facilitando la confrontación mutua de los científicos y proporcionando información completa al público en general.
Es necesario alentar el impulso y el apoyo a la investigación sobre el uso de células troncales adultas, ya que no implica problemas éticos."
Confiamos en que una atenta reflexión sobre estas consideraciones éticas podrá impulsar a los Señores Legisladores a rectificar el proyecto de ley en cuestión, durante su próximo tratamiento en la Cámara de Representantes, a fin de que no se introduzca en el orden jurídico nacional un nuevo y grave atentado contra la dignidad humana.
Instituto Arquidiocesano de Bioética "Juan Pablo II"
Montevideo, 17 de julio de 2009

jueves, 23 de julio de 2009

Crean células madre con cerdos

Científicos en China lograron crear células de cerdos adultos con la capacidad de convertirse en cualquier tejido del cuerpo humano, igual que las células madre embrionarias.

Los investigadores esperan que las llamadas células pluripotentes puedan utilizarse en la investigación de enfermedades humanas y para la creación de animales para trasplantes de órganos para humanos.

El estudio también podría permitir el desarrollo de cerdos resistentes a enfermedades como la gripe porcina, afirman los científicos en Journal of Molecular Cell Biology (Revista de Biología Celular Molecular).

Tal como señala el doctor Lei Xiao, quien dirigió el estudio en el Instituto de Bioquímica y Biología Celular de Shanghai, ha habido intentos en el pasado para transformar células de animales, como cerdos, en células madre pluripotentes, pero hasta ahora los intentos habían fracasado.

"Es por eso que este avance es enteramente nuevo, muy importante y tiene varias aplicaciones tanto humanas como de salud animal", dice el científico.

Para reprogramar las células, el equipo del doctor Xiao introdujo en células de oreja y médula ósea de un cerdo una combinación de compuestos químicos por medio de un virus.

Las pruebas mostraron que las células reprogramadas eran capaces de convertirse en cualquier tipo de las células que forman las tres capas germinales en un embrión en desarrollo.

Según el doctor Xiao los cerdos son una fuente de órganos potencialmente ideal para trasplante ya que sus órganos son similares, tanto en función como tamaño, a los órganos humanos.

Podríamos modificar el gen del cerdo en las células madre para generar animales que tienen el mismo defecto genético, de manera que puedan presentar un síndrome similar al que se ve en pacientes humanos

El investigador afirma que las células madre reprogramadas podrían ser utilizadas para crear un órgano de cerdo compatible con el sistema inmune humano, minimizando el riesgo de rechazo.

Las células podrían también ser utilizadas para simular enfermedades humanas en cerdos, permitiendo a los científicos probar nuevas terapias sin tener que recurrir a voluntarios humanos.

"Muchas enfermedades humanas, como la diabetes, son causadas por un defecto en la expresión de genes" dice el doctor Xiao.

"Nosotros podríamos modificar el gen del cerdo en las células madre para generar animales que tienen el mismo defecto genético, de manera que puedan presentar un síndrome similar al que se ve en pacientes humanos.

"Posteriormente sería posible utilizar el modelo animal para desarrollar terapias para tratar esa enfermedad".

Además de las aplicaciones médicas, el doctor Xiao afirma que el avance podría usarse para mejorar la producción de animales creando ejemplares más sanos y regulando la forma como se desarrollan.

El avance podría ayudar a la investigación de órganos animales para trasplante.

"Por ejemplo, para combatir la gripe porcina podríamos crear un cerdo genéticamente modificado que presente una mejor resistencia a la enfermedad" señala el científico.

Sin embargo, el investigador advierte que podría tomar varios años para que las aplicaciones médicas de su estudio puedan utilizarse en la clínica.

Algunos expertos señalan que el avance podría infundir nuevo vigor al desarrollo de órganos para trasplantes humanos, como páncreas para diabéticos y riñones para pacientes con fallo renal crónico.

Pero otros investigadores no están convencidos de que la investigación con animales para órganos humanos pueda realmente brindar beneficios al ser humano.

Tal como afirma el doctor Sebastien Farnaud, director científico del Fondo Hawden para Investigación Humanitaria, "persistir con la investigación altamente especulativa que usa animales vivos y sensibles como sacos de crecimiento de órganos no sólo es éticamente insostenible sino también científicamente dudoso.

"La creación de células madre porcinas no necesariamente elimina el riesgo de rechazo y, aún más preocupante, es el riesgo de infectar a los pacientes y al público en general con virus porcinos" expresa el experto.

http://www.bbc.co.uk/mundo/ciencia_tecnologia/2009/06/090604_celulasmadre_cerdos_men.shtml

martes, 3 de marzo de 2009

Los octillizos nacidos en Estados Unidos nos plantean preguntas

ROMA, domingo, 1 marzo 2009 (ZENIT.org).- Las últimas noticias sobre el nacimiento de octillizos de Nadya Suleman han hecho que aumente la preocupación sobre cómo se está utilizando la fecundación in vitro.
El 26 de enero, Suleman, que es soltera, desempleada y ya tiene 6 hijos, dio a luz 6 niños y 2 niñas, informaba el 4 de febrero el Washington Post. La noticia, observaba el artículo, ha causado amplia preocupación por la falta de regulación de las clínicas de fecundación in vitro.
"Tienes un mercado prácticamente sin regular con una ley equivocada que hace las veces de regulación en Estados Unidos", declaraba al Washington Post David C. Magnus, director del Centro Stanford para la Ética Biomédica.
Casi un tercio de los nacimientos por fecundación in vitro en Estados Unidos dan como resultado gemelos o más, informaba el 12 de febrero el New York Times. De hecho, a diferencia de otros muchos países, en Estados Unidos no existen límites sobre cuántos embriones pueden implantar las clínicas de fecundación in vitro.
El New York Times citaba datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades que revelan que, en 1996, hubo 64.681 procedimientos de fecundación in vitro, llevados a cabo en 330 clínicas. Según la última información disponible - no se daban fechas en el artículo - el número de procedimientos ha aumentado hasta los 134.260 en más de 483 clínicas a lo largo del país. En total, cada año nacen en Estados Unidos más de 50.000 niños como resultado de estos procedimientos.
El nacimiento de octillizos es un ejemplo del uso irresponsable de la tecnología reproductiva, afirmaba Scott B. Rae, miembro del Center for Bioethics and Human Dignity, en un comentario el 13 de febrero en la página web de la organización. Tales procedimientos ponen en peligro tanto la salud de la madre como la de los hijos, comentaba.
Peligros genéticos
Los nacimientos múltiples no son ni mucho menos el único tema asociado con la fecundación in vitro. Poco después del asunto de los octillizos, el New York Times publicaba el 17 de febrero un largo artículo sobre los riesgos genéticos implicados en la utilización de la fecundación in vitro.
Los investigadores cada vez están más preocupados por los cambios que pueden tener lugar en los embriones que crecen fuera de la matriz durante varios días antes de ser implantados. El artículo observaba que algunos estudios han descubierto que puede haber un desarrollo génico anormal y un aumento de desórdenes genéticos debido a la fecundación in vitro.
El artículo citaba un estudio publicado el pasado noviembre por los Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades que descubrieron un aumento de algunos defectos de nacimiento en bebés concebidos por fecundación in vitro.
El New York Times añadía que los descubrimientos son preliminares; no obstante, el artículo citaba la preocupación de los expertos en este campo: "Hay un consenso creciente en la comunidad clínica de que existen riesgos", declaraba al New York Times Richard M. Schultz, decano de ciencias naturales en la Universidad de Pennsylnavia.
Otros estudios también revelan preocupación por las consecuencias de la fecundación in vitro. Los niños nacidos a través de ella pueden ser más propensos a la agresión y a problemas de conducta en la adolescencia, informaba el periódico Australian el 21 de octubre.
Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Cambridge y presentado en una conferencia sobre fertilidad en Brisbane, Australia, comparaba a 26 niños concebidos por fecundación in vitro con 38 que fueron adoptados y 63 que fueron concebidos naturalmente. En los niños concebidos por fecundación in vitro se observó una pequeña diferencia en cuanto a problemas de conducta.
Al día siguiente, el periódico Australian publicaba otro artículo sobre el tema, informando que las madres de niños in vitro sufrían mayores dificultades para hacer frente a las exigencias de la maternidad.
Un estudio patrocinado por el Australian Research Council, IVF Australia y Melbourne IVF, encontró que las mujeres que concebían de esta forma son más propensas que las demás a tener problemas postparto.
En Inglaterra, un reportaje en el periódico Telegraph el 30 de julio afirmaba que los niños concebidos in vitro son más propensos a nacer prematuramente y pesar menos al nacer.
Un equipo de investigación encabezado por Liv Bente Romundstad, de la Universidad noruega de Ciencia y Tecnología de Trondheim, examinó a más de 2.500 mujeres que habían concebido tanto naturalmente como a través de fecundación in vitro y compararon los resultados con más de 1 millones de concepciones naturales.
Los resultados demostraron que los bebés concebidos in vitro eran un 31% más propensos a morir en el periodo anterior y posterior al nacimiento. De media, nacían dos días antes y eran un 26% más pequeños para su edad.
Sin límites
Otro motivo de preocupación es cómo los bebés concebidos in vitro son utilizados como objetos para satisfacer las exigencias de sus padres. Un reportaje el 30 de diciembre en el Telegraph contaba que una mujer india de 70 años que había dado a luz una niña en noviembre ya estaba planeando tener un segundo hijo.
Rajo Devi, de 70 años, tuvo una niña, Naveen Lohan, el 28 de noviembre. Según parece ahora quiere un niño.
Rajo y su marido, Bala Ram, fueron a la Clínica de Fertilidad Nacional Hisar para un tratamiento después de oír que una mujer de sesenta años había dado a luz gemelos. Los óvulos donados por otra mujer fueron fecundados con el esperma de Bala e implantados en Rajo.
Otra fuente de preocupación es el hecho de que los niños acaben en estructuras familias convulsas, por decir un eufemismo. En Canadá, informaba el 29 de enero el National Post, un tribunal sentenció sobre una disputa que implicaba a una pareja lesbiana y a un hombre homosexual que fue el donante de esperma.
Según el artículo el tribunal dictaminó que el contrato de donación entre el hombre y la pareja era inquebrantable, abriendo así la posibilidad de que un niño tenga múltiples padres cuando hay donantes implicados.
La pareja y el hombre firmaron un contrato antes de que naciera el niño, que le daba algunos derechos como una especie de co-padre. Las disputas que vinieron después entre la pareja y el hombre dieron como resultado que se restringiera su acceso al niño, algo que la corte le ha devuelto ahora.
Luego vino la noticia a finales del año pasado de una mujer de 56 años que dio a luz a sus nietas trillizas, informaba el 11 de noviembre Associated Press. Jaci Dalenberg, de Ohio, accedió a ser la madre para su hija, Kim Coseno, y su marido, Joe.
Coseno tenía dos hijos de un matrimonio anterior pero era incapaz de tener otro hijo por causa de una histerectomía. Coseno podía aún producir óvulos, por lo que fueron fecundados con el esperma de su nuevo marido e implantados en su madre. Las niñas nacieron el 11 de octubre, con un adelanto de dos meses.
Dignidad humana
"A cada ser humano, desde la concepción hasta la muerte natural, se le debe reconocer la dignidad de persona", decía una instrucción de la Congregación para la Doctrina de la Fe el 8 de diciembre.
El documento trata de algunas cuestiones de bioética relacionadas con la vida humana.
"El ser humano debe ser respetado y tratado como persona desde el instante de su concepción y, por eso, a partir de ese mismo momento se le deben reconocer los derechos de la persona, principalmente el derecho inviolable de todo ser humano inocente a la vida", observaba la declaración en el número 4.
En cuanto a las técnicas de fertilidad asistida, el documento ha aclarado que no se rechazan porque sean artificiales. El uso de la medicina y de la ciencia no se rechaza, sino que es esencial evaluarlas de acuerdo a la dignidad de la persona humana.
La fecundación in vitro, observaba la Congregación para la Doctrina de la Fe, implica la destrucción de embriones. Además, la procreación se separa del acto conyugal del marido y de la mujer.
"La Iglesia reconoce la legitimidad del deseo de un hijo, y comprende los sufrimientos de los cónyuges afligidos por el problema de la infertilidad", admitía el documento.
Sin embargo, añadía, "el deseo de un hijo no puede justificar la ‘producción' del mismo, así como el deseo de no tener un hijo ya concebido no puede justificar su abandono o destrucción".
En la actual crisis económica, el consumismo está cada vez más desacreditado, pero cuando se trata de la vida humana parece que el consumidor es el rey, en detrimento de la dignidad humana.
Por el padre John Flynn, L. C., traducción de Justo Amado

miércoles, 18 de febrero de 2009

Una bienvenida

Creo que la primera entraga a este blog ha quedado pendiente, pero ahora la pago. ¿Por qué el blog se llama Pablo en el Ágora? He aquí la razón: En el capítulo 17 del libro de los hechos de los apóstoles se lee un episodio donde Pablo se encuentra en Atenas, recorre la ciudad, de hecho anuncia en la plaza pública, y un día es invitado al ágora, algunos filósofos epicúreos y estoicos quieren escuchar la nueva doctrina que anuncia. Aunque me sobran razones para no ser admirador de Pablo, en este episodio debo reconocer que simplemente es magnífico, pues su predicación comienza por alabar a los atenienses por su espíritu religioso. Menciona además que vió un monumento dedicado al dios desconocido, y que es a quien viene a anunciar, lo que resulta un gran acierto, pues algunos de los que lo escuchan se convierten a la nueva doctrina. Lamentablemente el episodio no resulta totalmente exitoso porque llega el momento en que Pablo anuncia la resurrección de Jesús y en ese momento sus interlocutores terminan la conversación. La razón: una concepción cultural, los griegos conciben el mundo de manera cíclica, el alma también sigue esa dinámica, por lo tanto es imposible que acepten la resurrección, en cambio conciben la reencarnación como la forma de existencia del alma. Como este, hay muchos detalles en que el cristianismo y la cultura griega y romana tuvieron que buscar puntos de encuentro, quién salió ganando y quien perdiendo, no hay una respuesta fácil y unívoca, la verdad es que en algunos puntos se dió un sincretismo, en otros casos imperó la visión cristiana, aunque a ratos la concepción griega (indoeuropea) amenaza con regresar, tal es el caso de la fascinación que en nuestro días ha despertado la reencarnación.
Fortino

viernes, 13 de febrero de 2009

Exámenes prenatales acaban en eugenesia

Las dudas o defectos se convierten en niños abortados

ROMA, domingo, 8 febrero 2009 (ZENIT.org).- Poco después de haber desmontado las escenas de la natividad tras las fiestas navideñas, se dispara el debate en Inglaterra sobre los abortos selectivos de niños con problemas genéticos.

La investigación llevada cabo por el centro de investigación del autismo de la Universidad de Cambridge planteó la posibilidad de detectar en bebés no nacidos el riesgo de sufrir autismo, informaba el periódico Guardian el 12 de enero.

Los investigadores encontraron un nexo entre altos niveles de testosterona en el líquido amniótico de las mujeres embarazadas y rasgos autistas en un grupo de 235 niños estudiados.

"Si hubiera una prueba prenatal para el autismo, ¿sería esto deseable?", declaraba al Guardian el profesor Simon Baron-Cohen, director del equipo de investigación. "¿Qué perderíamos si los niños con desórdenes autistas fueran eliminados de la población?", preguntaba.

Las pruebas de autismo antes del nacimiento podrían tener algunos resultados positivos, observaba el artículo. Según la Sociedad Nacional Autista inglesa ayudaría a los padres a prepararse y a conseguir ayuda para su hijo.

Acompañando al artículo que anunciaba los descubrimientos de la investigación, el Guardian publicaba el testimonio de Charlotte Moore, que ha criado a sus dos hijos autistas, George y Sam.

Charlotte reconocía la carga que pone sobre los padres un hijo autista, y expresó su miedo de que muchas madres abortasen tales niños si las pruebas estuvieran disponibles, como actualmente ocurre con los niños con síndrome de Down.

Ella, sin embargo, no consideraría abortar un niño autista. "Nuestra vida familiar es tan rica y tan llena de significado como cualquier otra; las vidas de mis hijos no son trágicas, ni tampoco la mía", sostenía. "Una sociedad que busca eliminar todas las variables que hacen de la vida humana algo fascinantemente complejo no es una sociedad en la que yo quiera vivir", concluía Charlotte.

Libre de cáncer

Las noticias sobre el autismo aparecieron poco después del anuncio del nacimiento del primer niño de Gran Bretaña seleccionado genéticamente para quedar libre de un gen ligado al cáncer de pecho. Según un reportaje del 10 de enero en el periódico Scotsman, una pareja se sometió al tratamiento de fertilidad en la Colegio Universitario de Londres y los embriones fueron sometidos al proceso de diagnosis de preimplantación genética (PGD), para asegurar que no tenían el gen BRCA1.

Las mujeres con esta variación genética tienen un 80% de riesgo de desarrollar cáncer de mama, comentaba el artículo.

Scotsman también informaba de la preocupación expresada por Michaela Aston, de la organización Life. "Life celebra toda nueva vida y da la bienvenida a este niños al mundo", afirmaba.

"No obstante, estamos muy preocupados por la pérdida de aquellos embriones descartados por no ser considerados dignos de vivir", continuaba Aston. "Necesitamos recordar que somos mucho más que la suma de nuestros genes".

Las noticias también llamaron la atención de William Saletan, que escribe en la revista online norteamericana Slate. En su comentario del 14 de enero, Saletan ponía de relieve la deshonestidad verbal de la nota de prensa del Colegio Universitario de Londres.

"El primer bebé examinado para la forma de cáncer de mama BRCA1 antes de la concepción ha nacido en el Reino Unido", se afirma. Saletan explicaba que las pruebas tuvieron lugar, no obstante, en estado de embrión y dicho bebé fue uno de los 11 examinados, de los que 9 fueron descartados. Dos se implantaron después, dando como resultado un bebé.

Juegos de palabras

"Ahora llamamos a tales pruebas ‘preconcepción'. Este es el siguiente paso en nuestra gradual devaluación de los embriones", reflexionaba Saletan. Los embriones jóvenes eran denominados "pre-embriones" para hacer más aceptable el utilizarlos en experimentos científicos, y ahora cambiamos el significado de la palabra concepción.

"No te preocupes de los seis óvulos que fertilizamos, rechazamos y liquidamos al seleccionar este bebé. En realidad nunca fueron concebidos. De hecho ni siquiera eran embriones", continuaba Saletan.

Luego seguía apuntando que si la bebé había sido concebida de modo natural, habría tenido un 50% de posibilidades de heredar el gen defectuoso. Después, si lo hubiera heredado habría tenido un riesgo de cáncer del 50% al 85%, e incluso entonces podría habérselo detectado y curado.

"La investigación sobre embriones está pasando de enfermedades garantizadas y fatales en la niñez a enfermedades potenciales y no mortales en vida adulta", lamentaba Saletan.

Las investigaciones de este tipo parece que se expanden con rapidez. Sólo unos días después, el 18 de enero, el periódico Scotland on Sunday anunciaba que pronto se ofrecerá a cientos de parejas escocesas pruebas para crear "bebés de diseño" libres de enfermedades genéticas.

El Centro para Medicina Reproductiva de Glasgow (GCRM) pondrá en marcha un servicio de análisis escocés a finales de año. Se analizará a los embriones de 200 genes que están detrás de enfermedades hereditarias como el cáncer o la fibrosis quística.

El centro implantará por tanto sólo embriones que se garantice que están libres de cualquier fallo genético específico, costando 5.500 libres cada tratamiento terminado. Tales servicios estaban disponibles hasta ahora en Inglaterra, pero no al norte de la frontera.

"Esta no es la cura de ninguna enfermedad, sino una forma de destruir a los que las padecen en sus primeras etapas de vida. Es totalmente inmoral y no debería apoyarse", declaró al periódico un portavoz innominado de la Iglesia católica en Escocia.

Cuesta resbaladiza

Como consecuencia un artículo sobre las pruebas realizadas sobre los no nacidos sembraba el miedo sobre la futura destrucción de vida no nacida. El 25 de enero el Sunday Times informaba que las pruebas de paternidad que ahora se llevan a cabo sobre niños no nacidos por algunos laboratorios de ADN.

Dichas pruebas, explicaba el artículo, permiten a las madres abortar los niños si son el resultado de una relación extraconyugal.

Según el artículo, DNA Solutions, el mayor proveedor de pruebas genéticas del Reino Unido, actualmente lleva a cabo 500 pruebas de paternidad prenatal cada año. El Sunday Times también observaba que la empresa reconoce que algunas de las mujeres que usan sus pruebas probablemente se inclinarán por abortar el bebé si resulta que es del padre "incorrecto".

Josephine Quintavalle, fundadora de Conment on Reproductive Ethics, afirmaba: "Esto es de hecho bastante preocupante. Es obvio que quienes se someten a la prueba luego querrán abortar. Quienes ofrecen esta prueba animan a ‘soluciones' de este tipo".

Las mujeres que pasan por las pruebas para detectar problemas genéticos o de paternidad se pueden ver reflejadas en el testimonio de Victoria Lambert, que escribió un artículo el 3 de enero en el periódico Daily Mail sobre su experiencia de haber abortado un bebé discapacitado.

Su hijo tenía síndrome de Patau, también conocido como trisoma 13, y aunque muchos de los que lo padecen mueren al nacer o poco después, algunos pueden sobrevivir hasta el inicio de la edad adulta.

Abortar a su hijo fue una experiencia que le dejó profundas cicatrices, escribía Lambert. "Dicho simplemente, mi decisión y sus consecuencias me han torturado durante los últimos nueve años".

Lambert pasa luego a describir cómo después de algunos abortos naturales años después concibió de nuevo, cuando ya casi tenía 40 años. Cuando se le ofreció un escáner en un hospital, ella lo rechazó.

"Una vez que habíamos decidido que no seguiríamos adelante con pruebas para el Down o cualquier otra cosa, dejé de preocuparme sobre cómo sería nuestro hijo", declaró. "Sería nuestro bebé; y mientras naciera viva, todo lo demás podría tratarse", comentaba Lambert.

Aunque más pruebas prenatales puedan emocionar a los científicos, hay un grave peligro, concluía, "que la excesiva facilidad y simplicidad de las pruebas vuelvan las decisiones de vida o muerte muy fáciles de adoptar - y de lamentar".

"Preocupaciones de eugenesia o de salud pública no pueden justificar ningún homicidio, aunque fuera ordenado por las propias autoridades", hace notar el Catecismo de la Iglesia Católica (No. 2268). Irónicamente, mientras que la opinión pública se opone cada vez más a la pena de muerte para los criminales culpables, sanciona la muerte para el inocente no nacido.

Por el padre John Flynn, L. C., traducción del original inglés por Justo Amado