CIUDAD DEL VATICANO, martes 8 novembre 2011 (ZENIT.org) – Un congreso internacional de tres días, de altísimo nivel científico y cultural, con una evidente pretensión: explicar un fenómeno demasiado complejo con un lenguaje comprensible para cualquiera. Así fue presentado este martes, en la Sala de Prensa de la Santa Sede, el congreso Adult Stem Cells: Science and the Future of Man and Culture, que comienza este miércoles hasta el sábado 11 de noviembre, en el Aula Nueva del Sínodo en el Vaticano.
En su intervención introductoria, el cardenal Gianfranco Ravasi explicó que el congreso es fruto del trabajo de tres órganos de la curia vaticana: el Consejo Pontificio de la Cultura –del que Ravasi es presidente--, el Consejo Pontificio de Pastoral de la Salud y la Academia para la Vida.
Uno de los objetivos del congreso es establecer un puente entre el mundo de la ciencia y el de la cultura, además que de entre mundo católico y laico, según el espíritu del Atrio de los Gentiles, coordinado por el mismo cardenal Ravasi, una de las iniciativas más importantes del Consejo Pontificio para la Cultura.
Ravasi observó que la cuestión de las células madre va mucho más allá de las implicaciones médicas o biológicas, teniendo una valencia “simbólica” y cultural. Precisamente por esto, el congreso se divide en tres secciones: medico-científica, bioética y cultural, de más amplio alcance, con digresiones filosóficas, teológicas y pedagógicas.
Intervino luego Robin L. Smith, administradora delegada de NeoStem y presidenta de la fundación Stem for Life, principales copartícipes de la iniciativa de la Santa Sede. La doctora Smith subrayó en primer lugar la importancia del sodalicio entre el Vaticano y entes laicos de carácter científico, como Stem for Life y STOQ International. “Uniendo fuerzas –dijo Smith--, podremos tener el mayor impacto social possible”.
La causa de las células estaminales adultas es “urgente”, dado que, según los datos citados por la investigadora estadounidense, en el mundo hay “más de 12,7 millones de personas enfermas de cáncer, 346 millones con diabetes, mientras que las enfermedades del sistema inmunitario afectan a otros 583 millones de personas”.
La esperanza son las estaminales adultas. A este respecto, la doctora Smith citó varios casos de curación (ver: http://www.zenit.org/article-40852?l=spanish).
Tommy G. Thompson, exgobernador de Wisconsin y secretario de Servicios Humanos y Sanitarios de Estados Unidos, como católico y político, afirmó: “No creo que el hombre pueda arquitectar algo superior a lo que el Buen Dios ya nos ha dado. Por esto estoy fascinado con las estaminales adultas”.
“Por medio de ellas, usamos la sabiduría divina que está en nosotros para reforzar nuestros cuerpos y eliminar las enfermedades. Sobre todo, sin destruir ningún embrión humano”, añadió.
El exministro estadounidense señaló un lugar común en el que cae opinión pública: “Todos recuerdan el debate sobre estaminales embrionarias y la batalla política sobre lo que que hay o no hay que hacer. Así, en lugar de pensar sobre ‘lo que podemos hacer concretamente’, el debate de nuestros líderes se deslizó hacia ‘lo que no debemos hacer’”.
Según Thompson, la esperanza que deriva de los tratamientos con estaminales adultas tiene base y es enorme: “Un día, nuestros veteranos de guerra verán recrecer su piel, sus órganos, sus huesos, y quizá un día los tetrapléjicos podrán alzarse de sus sillas de ruedas”.
Thompson dijo haber “solicitado al presidente Obama la institución de una comisión presidencial con la función de valorar todos los esfuerzos federales en torno a la medicina regenerativa, en sinergia con lo mejor de las empresas privadas”.
En la última intervención, don Tomasz Trafny, responsable del departamento científico del Consejo Pontificio para la Cultura, subrayó que la convocatoria del congreso, fue estimulada en primer lugar por “un significativo estado de avance que, además de proyectar ulteriores desarrollos de tipo científico, suscita importantes cuestiones de tipo filosófico, teológico, social, educativo y cultural”.
Un primer objetivo del congreso abarcará “múltiples problemáticas en clave de lectura interdisciplinar que comprenderá tanto la presentación del estado actual de la investigación médica como la reflexión desde las ciencias humanas”, dijo don Trafny.
Durante los debates, se avanzarán propuestas originales: por ejemplo, se argumentará sobre “si el juramento hipocrático debe extenderse a todas las ciencias de la vida, dado que hoy no sólo los médicos sino también los científicos de laboratorio tienen capacidad de intervenir en todas las fases de la vida del hombre”.
Por último, el congreso se fija el objetivo de “traducir los resultados de ciencias médicas muy sofisticadas a un público que supera el restringido círculo de los expertos. Es un compromiso difícil con el fin de abrir un canal de comunicación entre las comunidades científicas y el gran público”, añadió el sacerdote.
http://www.zenit.org/article-40853?l=spanish
Compartir con mis alumnos documentos para analizar, ideas e inquietudes que les puedan servir para ampliar su reflexión sobre temas filosóficos y sociales.
jueves, 24 de noviembre de 2011
jueves, 21 de julio de 2011
Los hijos, el motor de la recuperación económica
Por Ettore Gotti Tedeschi
CIUDAD DEL VATICANO, jueves 21 de julio de 2011 (ZENIT.org).- Publicamos el artículo que ha escrito en “L'Osservatore Romano” Ettore Gotti Tedeschi, presidente del Instituto para las Obras de Religión, familiarmente conocido como el banco del Vaticano, en el que presenta una estrategia económica “para los países más viejos”.
* * *
Observando la población de los países occidentales —en particular, los países que se podrían definir “maduros”, como los Estados Unidos y los que forman la Europa de los 20— se nota que el porcentaje de población con una edad por encima de sesenta años sigue creciendo sensiblemente. Hoy las personas comprendidas en esa franja de edad representan cerca de un cuarto del total. En los países emergentes, en cambio, no llegan a un décimo. Y ya se nota que los costes de esta tendencia en realidad no son sostenibles.
El envejecimiento de la población puede considerarse, de hecho, el verdadero origen de la crisis económica actual. Pero en el próximo decenio sus efectos corren el riesgo de no ser ya soportables, porque el porcentaje cada vez mayor de personas que sale de la fase productiva se transformará en un coste fijo imposible de absorber y de sostener por parte de quienes producen. Además, cada vez menos personas entran en el ciclo productivo y, cuando logran entrar, lo hacen muy lentamente. Sin considerar los cambios del concepto de ocupación generalizado hasta hace poco tiempo.
Los costes de una población cada vez más anciana no podrán, por lo tanto, ser sostenidos por los jóvenes, los cuales, además de ser cada vez menos, podrían también preguntarse por qué deberían hacerlo, sobre todo si son inmigrantes.
Otro fenómeno, menos observado, relativo al envejecimiento de la población está en el cambio de la estructura del consumo. Sintetizando un poco cruelmente, se podría afirmar que se compran menos coches, pero más medicinas. Está cambiando, y cambiará cada vez más, también el ciclo de producción del ahorro, en disminución y destinado a desplomarse: primero porque ha debido sostener el consumo; y segundo, a causa de la drástica reducción de los ingresos.
Frente a esta realidad, es indispensable tener la valentía de afrontar el tema de los nacimientos y del envejecimiento de la población. Descuidarlo es perjudicial, y por esto ya es improrrogable la planeación de estrategias para sostener concretamente a las familias en su vocación natural a tener hijos. Sólo así se podrá poner en marcha una verdadera recuperación económica. Una familia de hoy con dos salarios gana menos de lo que ganaba hace treinta años la misma familia con un sólo salario. Y esta es la consecuencia del crecimiento de los impuestos sobre el producto interno bruto, que se han duplicado en el mismo período precisamente para absorber las consecuencias del envejecimiento debido a la caída de los nacimientos.
Los gobernantes de los países “maduros” deben invertir en la familia y en los hijos para generar un rápido crecimiento económico, gracias a la activación de factores como el aumento de la demanda, el ahorro y las inversiones. Así las personas ancianas serían más aceptadas, y no sólo soportadas, como a veces sucede hoy. En el fondo, la naturaleza misma enseña que si el hombre y la mujer no engendran hijos es difícil que alguien cuide de ellos cuando envejezcan. El Estado puede intentarlo, pero con costes altísimos.
http://www.zenit.org/article-39987?l=spanish
CIUDAD DEL VATICANO, jueves 21 de julio de 2011 (ZENIT.org).- Publicamos el artículo que ha escrito en “L'Osservatore Romano” Ettore Gotti Tedeschi, presidente del Instituto para las Obras de Religión, familiarmente conocido como el banco del Vaticano, en el que presenta una estrategia económica “para los países más viejos”.
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Observando la población de los países occidentales —en particular, los países que se podrían definir “maduros”, como los Estados Unidos y los que forman la Europa de los 20— se nota que el porcentaje de población con una edad por encima de sesenta años sigue creciendo sensiblemente. Hoy las personas comprendidas en esa franja de edad representan cerca de un cuarto del total. En los países emergentes, en cambio, no llegan a un décimo. Y ya se nota que los costes de esta tendencia en realidad no son sostenibles.
El envejecimiento de la población puede considerarse, de hecho, el verdadero origen de la crisis económica actual. Pero en el próximo decenio sus efectos corren el riesgo de no ser ya soportables, porque el porcentaje cada vez mayor de personas que sale de la fase productiva se transformará en un coste fijo imposible de absorber y de sostener por parte de quienes producen. Además, cada vez menos personas entran en el ciclo productivo y, cuando logran entrar, lo hacen muy lentamente. Sin considerar los cambios del concepto de ocupación generalizado hasta hace poco tiempo.
Los costes de una población cada vez más anciana no podrán, por lo tanto, ser sostenidos por los jóvenes, los cuales, además de ser cada vez menos, podrían también preguntarse por qué deberían hacerlo, sobre todo si son inmigrantes.
Otro fenómeno, menos observado, relativo al envejecimiento de la población está en el cambio de la estructura del consumo. Sintetizando un poco cruelmente, se podría afirmar que se compran menos coches, pero más medicinas. Está cambiando, y cambiará cada vez más, también el ciclo de producción del ahorro, en disminución y destinado a desplomarse: primero porque ha debido sostener el consumo; y segundo, a causa de la drástica reducción de los ingresos.
Frente a esta realidad, es indispensable tener la valentía de afrontar el tema de los nacimientos y del envejecimiento de la población. Descuidarlo es perjudicial, y por esto ya es improrrogable la planeación de estrategias para sostener concretamente a las familias en su vocación natural a tener hijos. Sólo así se podrá poner en marcha una verdadera recuperación económica. Una familia de hoy con dos salarios gana menos de lo que ganaba hace treinta años la misma familia con un sólo salario. Y esta es la consecuencia del crecimiento de los impuestos sobre el producto interno bruto, que se han duplicado en el mismo período precisamente para absorber las consecuencias del envejecimiento debido a la caída de los nacimientos.
Los gobernantes de los países “maduros” deben invertir en la familia y en los hijos para generar un rápido crecimiento económico, gracias a la activación de factores como el aumento de la demanda, el ahorro y las inversiones. Así las personas ancianas serían más aceptadas, y no sólo soportadas, como a veces sucede hoy. En el fondo, la naturaleza misma enseña que si el hombre y la mujer no engendran hijos es difícil que alguien cuide de ellos cuando envejezcan. El Estado puede intentarlo, pero con costes altísimos.
http://www.zenit.org/article-39987?l=spanish
miércoles, 6 de abril de 2011
Uruguay: oposición al aborto ¿cuestión sólo de religión? El parlamento discutirá próximamente un proyecto de ley para despenalizar este delito
MONTEVIDEO, miércoles 6 de abril de 2011 (ZENIT.org).- Para la senadora Mónica Xavier, una de las principales promotoras del proyecto de ley del aborto en Uruguay "quienes en el marco de una sociedad laica y democrática profesan una religión, no deben confundir pecado con delito", así lo dijo en declaraciones al diario Últimas Noticias en días pasados.
Así lo aseguró al defender el proyecto de ley de despenalización del aborto, que en los próximos días será presentado por el Frente Amplio, coalición de izquierda ante el parlamento uruguayo. El proyecto busca que ésta practica deje de ser un delito en tres causas: razones económicas, de violación o falta de edad para enfrentar la maternidad. El tema ha levantado ampollas estos días en la opinión pública uruguaya, sin embargo, ¿se trata sólo de una cuestión religiosa?
Veto presidencial
El 11 de noviembre de 2008 el Parlamento de este país aprobó un proyecto de ley de “Salud sexual y reproductiva”, que establecía, bajo ciertas circunstancias la llamada “interrupción del embarazo”, durante las doce primeras semanas como un derecho de la mujer. En este proyecto establecía los deberes del médico, marcaba plazos para la presentación de la objeción de conciencia de parte de los profesionales de la salud y modificaba los artículos del código penal referidos al “delito de aborto”, estableciendo una amplia, aunque no total, despenalización de esta práctica.
Sin embargo, tres días después, el entonces presidente Tabaré Vázquez, oncólogo y radioterapeuta, quien se declara ateo y comunista, vetó capítulos y artículos que se referían al tema, y envió al parlamento un mensaje en el que fundamentaba su decisión, con referencias a datos científicos, derechos establecidos en la Constitución de la República y compromisos asumidos por Uruguay con la firma de convenciones de derechos humanos, entre ellos Pacto de Costa Rica.
“Hay consenso en que el aborto es un mal social que hay que evitar”, dijo el hoy ex presidente. “Sin embargo en los países en los que se ha liberalizado el aborto éstos han aumentado. En Estados Unidos en los diez primeros años se triplicó y la cifra se mantiene. La costumbre se instaló”, ejemplificó Vásquez. “Lo mismo sucedió en España”, concluyó.
El entonces mandatario aseguró que el verdadero grado de civilización de una cultura “mide cómo se protege a los más necesitados. Por eso se debe proteger más a los más débiles. Porque el criterio ya no es el valor del sujeto en función de sino los afectos que suscita en los demás o de la utilidad que presta sino en el valor que resulta de su mera existencia”.
Pero a comienzos de año, dos legisladores del oficialista Frente Amplio, el diputado Álvaro Vega (Movimiento de Participación Popular) y la senadora Mónica Xavier (Partido Socialista), presentaron varios proyectos a favor de la despenalización del aborto, el cual podría darse por la sola voluntad de la mujer, durante las primeras 12 semanas o incluso después en caso de que el feto presente malformaciones o Síndrome de Down.
“El proyecto en sí no tiene de fondo nada diferente a lo que es otro intento más de legalizar la destrucción de los concebidos no nacidos”, dijo a ZENIT Gustavo Ordoqui, presidente del Instituto Arquidiocesano de Bioética Juan Pablo II en Montevideo.
“Las diferencias entre proyectos en pugna están en el periodo de tiempo en que se autoriza el aborto y hasta que semana lo que es irrelevante a los fines del homicidio que se pretende legalizar”, aseguró Ordoqui.
Objeción de conciencia institucional
El proyecto de Xavier, como se le conoce, presenta serias trabas al tema de la objeción de conciencia. Entre las instituciones que quedarían obligadas por ley a practicar abortos se encuentran asociaciones mutuales católicas y evangélicas. La ley les ofrece la posibilidad de contratar a un tercero para que preste esos servicios fuera de la institución, pero a costo de la misma.
“Es necesario que la sociedad y la ley reconozcan el derecho de las instituciones a regirse de acuerdo a sus principios y valores fundacionales, como ya lo ha hecho el Parlamento Europeo”, dijo a ZENIT monseñor Heriberto Bodeant, obispo de Melo (oriente de Uruguay) y portavoz de la Conferencia Episcopal Uruguaya.
El prelado había declarado a un medio de prensa que pagar para que otro realice un acto contrario a la moral, lo hace aún más culpable que quien lo realiza materialmente, de modo que esa solución “no es aceptable para las instituciones católicas”.
La paradoja del invierno demográfico
Igualmente, Uruguay es un país que presenta un alarmante descenso demográfico muy diferente al del resto de América Latina. En el último censo, realizado en 2004, la población alcanzaba los 3.241.003 habitantes, con una tasa anual media de crecimiento del 3,2‰ con respecto al censo de 1996 donde la población era de 3.163.763 habitantes. La baja tasa de crecimiento en el periodo 1996-2004 es aún inferior a la registrada entre los censos 1985-1996 de 6,4‰. “Ese descenso se debe a una disminución progresiva de la fecundidad y a la emigración de muchos uruguayos”, dijo monseñor Bodeant.
Por su parte, el profesor Ordoqui señaló que “es un ámbito en el que quedan en evidencia claras incoherencias de este gobierno que por un lado fomenta el aborto y por otro, manifiesta la preocupación de que faltan “gurises” siendo este el termino que utiliza nuestro presidente”.
“La tasa de crecimiento demográfico en nuestro país”, indicó el profesor Ordoqui, “decrece día a día sin que se haya adoptado ninguna medida de protección para las familias con hijos. Aun considerando el tema solo desde el punto de vista económico no se ha sabido ver en los hijos el factor de desarrollo económico del país”.
Para los obispos uruguayos resulta “paradójico que, mientras se quiere alentar el número de nacimientos, ante el invierno demográfico de nuestra nación, y se habla de recurrir a ciudadanos de otros países para poblar nuestro suelo uruguayo, se impulsen leyes para diezmar nuestra población”, así lo afirma un comunicado de la Conferencia Episcopal Uruguaya publicado, luego de la asamblea que tuvieron entre el 21 y 25 de marzo pasados.
Al margen de la Iglesia
Varios han sido los pronunciamientos en contra de la Iglesia por querer oponerse a la ley del aborto en Uruguay. El pasado martes 29 de marzo el diario Ultimas Noticias recogió expresiones de los autores de los proyectos de ley ante el comunicado de los Obispos.
"Los que estamos tratando de que la interrupción del embarazo no sea delito, sin interferir en las religiones, reclamamos que no interfieran en disposiciones legales", dijo Mónica Xavier, quien aseguró que la Iglesia católica no debe "adjudicarle concepciones que distan mucho de los principios humanistas que defiendo" y le pidió "no seguir generando confusión".
Por su parte para el doctor Ordoqui, la opinión pública en Uruguay ha querido abordar el tema del aborto como “un tema de religión”, con el fin de “acaparar la aceptación de los no católicos y generar controversias dentro de este ámbito” un hecho que resulta “literalmente absurdo pues todos sabemos que no es un tema de religión”.
“Prueba de ello es que el ex presidente Vásquez haya sido quien haya vetado el proyecto de ley hace casi tres años por motivos netamente científicos”, concluyó.
Por Carmen Elena Villa
http://www.zenit.org/rssspanish-38859
Así lo aseguró al defender el proyecto de ley de despenalización del aborto, que en los próximos días será presentado por el Frente Amplio, coalición de izquierda ante el parlamento uruguayo. El proyecto busca que ésta practica deje de ser un delito en tres causas: razones económicas, de violación o falta de edad para enfrentar la maternidad. El tema ha levantado ampollas estos días en la opinión pública uruguaya, sin embargo, ¿se trata sólo de una cuestión religiosa?
Veto presidencial
El 11 de noviembre de 2008 el Parlamento de este país aprobó un proyecto de ley de “Salud sexual y reproductiva”, que establecía, bajo ciertas circunstancias la llamada “interrupción del embarazo”, durante las doce primeras semanas como un derecho de la mujer. En este proyecto establecía los deberes del médico, marcaba plazos para la presentación de la objeción de conciencia de parte de los profesionales de la salud y modificaba los artículos del código penal referidos al “delito de aborto”, estableciendo una amplia, aunque no total, despenalización de esta práctica.
Sin embargo, tres días después, el entonces presidente Tabaré Vázquez, oncólogo y radioterapeuta, quien se declara ateo y comunista, vetó capítulos y artículos que se referían al tema, y envió al parlamento un mensaje en el que fundamentaba su decisión, con referencias a datos científicos, derechos establecidos en la Constitución de la República y compromisos asumidos por Uruguay con la firma de convenciones de derechos humanos, entre ellos Pacto de Costa Rica.
“Hay consenso en que el aborto es un mal social que hay que evitar”, dijo el hoy ex presidente. “Sin embargo en los países en los que se ha liberalizado el aborto éstos han aumentado. En Estados Unidos en los diez primeros años se triplicó y la cifra se mantiene. La costumbre se instaló”, ejemplificó Vásquez. “Lo mismo sucedió en España”, concluyó.
El entonces mandatario aseguró que el verdadero grado de civilización de una cultura “mide cómo se protege a los más necesitados. Por eso se debe proteger más a los más débiles. Porque el criterio ya no es el valor del sujeto en función de sino los afectos que suscita en los demás o de la utilidad que presta sino en el valor que resulta de su mera existencia”.
Pero a comienzos de año, dos legisladores del oficialista Frente Amplio, el diputado Álvaro Vega (Movimiento de Participación Popular) y la senadora Mónica Xavier (Partido Socialista), presentaron varios proyectos a favor de la despenalización del aborto, el cual podría darse por la sola voluntad de la mujer, durante las primeras 12 semanas o incluso después en caso de que el feto presente malformaciones o Síndrome de Down.
“El proyecto en sí no tiene de fondo nada diferente a lo que es otro intento más de legalizar la destrucción de los concebidos no nacidos”, dijo a ZENIT Gustavo Ordoqui, presidente del Instituto Arquidiocesano de Bioética Juan Pablo II en Montevideo.
“Las diferencias entre proyectos en pugna están en el periodo de tiempo en que se autoriza el aborto y hasta que semana lo que es irrelevante a los fines del homicidio que se pretende legalizar”, aseguró Ordoqui.
Objeción de conciencia institucional
El proyecto de Xavier, como se le conoce, presenta serias trabas al tema de la objeción de conciencia. Entre las instituciones que quedarían obligadas por ley a practicar abortos se encuentran asociaciones mutuales católicas y evangélicas. La ley les ofrece la posibilidad de contratar a un tercero para que preste esos servicios fuera de la institución, pero a costo de la misma.
“Es necesario que la sociedad y la ley reconozcan el derecho de las instituciones a regirse de acuerdo a sus principios y valores fundacionales, como ya lo ha hecho el Parlamento Europeo”, dijo a ZENIT monseñor Heriberto Bodeant, obispo de Melo (oriente de Uruguay) y portavoz de la Conferencia Episcopal Uruguaya.
El prelado había declarado a un medio de prensa que pagar para que otro realice un acto contrario a la moral, lo hace aún más culpable que quien lo realiza materialmente, de modo que esa solución “no es aceptable para las instituciones católicas”.
La paradoja del invierno demográfico
Igualmente, Uruguay es un país que presenta un alarmante descenso demográfico muy diferente al del resto de América Latina. En el último censo, realizado en 2004, la población alcanzaba los 3.241.003 habitantes, con una tasa anual media de crecimiento del 3,2‰ con respecto al censo de 1996 donde la población era de 3.163.763 habitantes. La baja tasa de crecimiento en el periodo 1996-2004 es aún inferior a la registrada entre los censos 1985-1996 de 6,4‰. “Ese descenso se debe a una disminución progresiva de la fecundidad y a la emigración de muchos uruguayos”, dijo monseñor Bodeant.
Por su parte, el profesor Ordoqui señaló que “es un ámbito en el que quedan en evidencia claras incoherencias de este gobierno que por un lado fomenta el aborto y por otro, manifiesta la preocupación de que faltan “gurises” siendo este el termino que utiliza nuestro presidente”.
“La tasa de crecimiento demográfico en nuestro país”, indicó el profesor Ordoqui, “decrece día a día sin que se haya adoptado ninguna medida de protección para las familias con hijos. Aun considerando el tema solo desde el punto de vista económico no se ha sabido ver en los hijos el factor de desarrollo económico del país”.
Para los obispos uruguayos resulta “paradójico que, mientras se quiere alentar el número de nacimientos, ante el invierno demográfico de nuestra nación, y se habla de recurrir a ciudadanos de otros países para poblar nuestro suelo uruguayo, se impulsen leyes para diezmar nuestra población”, así lo afirma un comunicado de la Conferencia Episcopal Uruguaya publicado, luego de la asamblea que tuvieron entre el 21 y 25 de marzo pasados.
Al margen de la Iglesia
Varios han sido los pronunciamientos en contra de la Iglesia por querer oponerse a la ley del aborto en Uruguay. El pasado martes 29 de marzo el diario Ultimas Noticias recogió expresiones de los autores de los proyectos de ley ante el comunicado de los Obispos.
"Los que estamos tratando de que la interrupción del embarazo no sea delito, sin interferir en las religiones, reclamamos que no interfieran en disposiciones legales", dijo Mónica Xavier, quien aseguró que la Iglesia católica no debe "adjudicarle concepciones que distan mucho de los principios humanistas que defiendo" y le pidió "no seguir generando confusión".
Por su parte para el doctor Ordoqui, la opinión pública en Uruguay ha querido abordar el tema del aborto como “un tema de religión”, con el fin de “acaparar la aceptación de los no católicos y generar controversias dentro de este ámbito” un hecho que resulta “literalmente absurdo pues todos sabemos que no es un tema de religión”.
“Prueba de ello es que el ex presidente Vásquez haya sido quien haya vetado el proyecto de ley hace casi tres años por motivos netamente científicos”, concluyó.
Por Carmen Elena Villa
http://www.zenit.org/rssspanish-38859
domingo, 27 de marzo de 2011
La acedía, tristeza del alma
Por monseñor Juan del Río Martín*
MADRID, martes 22 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- Sentirse triste es un estado de ánimo que se da con frecuencia y que comporta un malestar psicológico que en ocasiones no se sabe como describirlo. Sin embargo, estar apenado en un determinado momento no es suficiente para afirmar que se padece depresión. Hay una tristeza llamada normal, que es la situación de abatimiento o desánimo como consecuencia de unos acontecimientos o situaciones personales difíciles. Hay también lo que pudiéramos denominar una tristeza buena, que es aquella provocada por el arrepentimiento de nuestros pecados y que nos lleva a reparar el mal y a tener más confianza en Dios. En cambio, la tristeza mala es aquel estado del alma, lo que los antiguos monjes conocían bajo el nombre de acedía, que se caracteriza por el sufrimiento de estar en el mundo, junto a un desinterés total por la vida. Este tipo de tristeza viene más bien ocasionado por la incertidumbre interior y la ausencia de propia realización; acerca de ella decía Casiano:
“La tristeza es áspera, impaciente, dura, llena de amargor y disgusto, y le caracteriza también una especie de penosa desesperación. Cuando se apodera de un alma, la priva y aparta de cualquier trabajo y dolor saludable” (Instituciones, 9).
La acedia es la gran tentación para el solitario eremita y para el solitario moderno del asfalto y del estrés del ejecutivo. El hombre se siente traspasado hasta el límite. El alma se embrolla y el corazón se endurece. Todo se pone en cuestión y se llega a comportamientos infantiles que son impensables. San Gregorio Magno enumera las consecuencia de la acedia como: “la desesperación, desaliento, mal humor, amargura, indiferencia, somnolencia, aburrimiento, evasión de sí mismo, hastío, curiosidad, dispersión en murmuraciones, intranquilidad del espíritu y del cuerpo, inestabilidad, precipitación y versatilidad” (Anselm Grüm Nuestras propias sombras. Tentaciones. Complejos. Limitaciones, 3, p. 68).
Por ello, en el mundo moderno existe un vínculo entre depresión y acedía, cuya curación no se consigue sólo por medio de la medicina, sino que hay que tener presentes los elementos espirituales de la persona. Para superar esta tristeza del alma, el venerable Juan Pablo II proponía que “la clave para ayudar a una persona con depresión es el amor y la oración. Las personas que cuidan de los enfermos deprimidos deben ayudar a recuperar la propia estima, la confianza en sus capacidades, el interés por el futuro, las ganas de vivir..., hacerles percibir la ternura de Dios... En el camino espiritual son de gran ayuda la lectura y la meditación de los salmos, el rezo del Rosario, la participación en la Eucaristía, fuente de paz interior” (Juan Pablo II, XVIII Conferencia Internacional sobre la Depresión).
¿De dónde nace esta tristeza existencial? De aquellas ideas dominantes que conllevan al desánimo o lo fomentan. Son aquellas que están en la cultura nihilista que domina la sociedad y que tiene en muchos casos sus altavoces en los Medios de Comunicación Social. Podemos enunciar algunas: menospreciar el trabajo como realización de la persona, desnaturalización de los lazos entre los hombres, ver al otro como un infierno, la visión psico-analítica freudiana que reduce al hombre a sus pulsiones, la misma desestabilización de la familia, las estructuras de pecado, que no tienen otra consecuencia que la desestructuración de la persona humana y abren verdaderos focos de depresión, desviando finalmente al hombre de su camino hacia Dios.
El antídoto de la acedía es la alegría; no es propio del cristiano estar triste, ya que así es muy difícil progresar en la vida espiritual y, por lo tanto, en el amor a Dios y a los hermanos. La tristeza predispone al mal porque es “como la polilla al vestido y la carcoma a la madera, así la tristeza daña el corazón del hombre” (Prov 25,20); hay, pues, que luchar contra ese estado del alma: “Anímate, pues, y alegra tu corazón, y echa lejos de ti la congoja; porque a muchos mató la tristeza. Y no hay utilidad en ella” (Ecl. 30,24-25). Además, por una razón muy sencilla que nos dice el poeta converso a la fe católica Paul Claudel: “La alegría es la primera y la última palabra del Evangelio”.
-------
*Monseñor Juan del Río Martín es el arzobispo castrense de España
MADRID, martes 22 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- Sentirse triste es un estado de ánimo que se da con frecuencia y que comporta un malestar psicológico que en ocasiones no se sabe como describirlo. Sin embargo, estar apenado en un determinado momento no es suficiente para afirmar que se padece depresión. Hay una tristeza llamada normal, que es la situación de abatimiento o desánimo como consecuencia de unos acontecimientos o situaciones personales difíciles. Hay también lo que pudiéramos denominar una tristeza buena, que es aquella provocada por el arrepentimiento de nuestros pecados y que nos lleva a reparar el mal y a tener más confianza en Dios. En cambio, la tristeza mala es aquel estado del alma, lo que los antiguos monjes conocían bajo el nombre de acedía, que se caracteriza por el sufrimiento de estar en el mundo, junto a un desinterés total por la vida. Este tipo de tristeza viene más bien ocasionado por la incertidumbre interior y la ausencia de propia realización; acerca de ella decía Casiano:
“La tristeza es áspera, impaciente, dura, llena de amargor y disgusto, y le caracteriza también una especie de penosa desesperación. Cuando se apodera de un alma, la priva y aparta de cualquier trabajo y dolor saludable” (Instituciones, 9).
La acedia es la gran tentación para el solitario eremita y para el solitario moderno del asfalto y del estrés del ejecutivo. El hombre se siente traspasado hasta el límite. El alma se embrolla y el corazón se endurece. Todo se pone en cuestión y se llega a comportamientos infantiles que son impensables. San Gregorio Magno enumera las consecuencia de la acedia como: “la desesperación, desaliento, mal humor, amargura, indiferencia, somnolencia, aburrimiento, evasión de sí mismo, hastío, curiosidad, dispersión en murmuraciones, intranquilidad del espíritu y del cuerpo, inestabilidad, precipitación y versatilidad” (Anselm Grüm Nuestras propias sombras. Tentaciones. Complejos. Limitaciones, 3, p. 68).
Por ello, en el mundo moderno existe un vínculo entre depresión y acedía, cuya curación no se consigue sólo por medio de la medicina, sino que hay que tener presentes los elementos espirituales de la persona. Para superar esta tristeza del alma, el venerable Juan Pablo II proponía que “la clave para ayudar a una persona con depresión es el amor y la oración. Las personas que cuidan de los enfermos deprimidos deben ayudar a recuperar la propia estima, la confianza en sus capacidades, el interés por el futuro, las ganas de vivir..., hacerles percibir la ternura de Dios... En el camino espiritual son de gran ayuda la lectura y la meditación de los salmos, el rezo del Rosario, la participación en la Eucaristía, fuente de paz interior” (Juan Pablo II, XVIII Conferencia Internacional sobre la Depresión).
¿De dónde nace esta tristeza existencial? De aquellas ideas dominantes que conllevan al desánimo o lo fomentan. Son aquellas que están en la cultura nihilista que domina la sociedad y que tiene en muchos casos sus altavoces en los Medios de Comunicación Social. Podemos enunciar algunas: menospreciar el trabajo como realización de la persona, desnaturalización de los lazos entre los hombres, ver al otro como un infierno, la visión psico-analítica freudiana que reduce al hombre a sus pulsiones, la misma desestabilización de la familia, las estructuras de pecado, que no tienen otra consecuencia que la desestructuración de la persona humana y abren verdaderos focos de depresión, desviando finalmente al hombre de su camino hacia Dios.
El antídoto de la acedía es la alegría; no es propio del cristiano estar triste, ya que así es muy difícil progresar en la vida espiritual y, por lo tanto, en el amor a Dios y a los hermanos. La tristeza predispone al mal porque es “como la polilla al vestido y la carcoma a la madera, así la tristeza daña el corazón del hombre” (Prov 25,20); hay, pues, que luchar contra ese estado del alma: “Anímate, pues, y alegra tu corazón, y echa lejos de ti la congoja; porque a muchos mató la tristeza. Y no hay utilidad en ella” (Ecl. 30,24-25). Además, por una razón muy sencilla que nos dice el poeta converso a la fe católica Paul Claudel: “La alegría es la primera y la última palabra del Evangelio”.
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*Monseñor Juan del Río Martín es el arzobispo castrense de España
La ética abortista Los argumentos por la vida no son sólo religiosos
ROMA, domingo, 27 marzo 2010 (ZENIT.org).- Los defensores del derecho al aborto suelen criticar a quienes apoyan la vida por intentar imponer sus creencias religiosas a los demás. Aunque la religión proporciona sólidos argumentos en este debate, los argumentos no son sólo religiosos, como constata un libro de reciente publicación.
Christopher Kaczor, en "The Ethics of Abortion: Women's Rights, Human Life and the Question of Justice" (La Ética del Aborto: Derechos de las Mujeres, Vida Humana y la Cuestión de la Justicia) (Routledge), toma una postura filosófica ante el aborto y explica por qué no es justificable éticamente.
Uno de los puntos clave que afronta Kaczor es cuándo comienza el ser persona. Algunos defensores del aborto sostienen que se puede distinguir a los humanos de las personas. Uno ejemplo que aporta es el de Mary Anne Warren, que ofrece algunos criterios a tener en cuenta antes de decir de alguien que es una persona.
Propone que las personas tienen conciencia de los objetos y de los acontecimientos y la capacidad de sentir dolor. Tienen también la fuerza de la razón y la capacidad para actividad auto motivada, junto a la capacidad para la comunicación.
Como respuesta a tales argumentos, Kaczor señalaba que, usando dichos criterios, sería difícil tener razones en contra del infanticidio, puesto que un bebé recién nacido no cumple estos criterios más de lo que pueda hacerlo un feto no nacido.
Por otro lado, no dejamos de ser personas cuando estamos dormidos o sedados en una operación quirúrgica, aunque en esos momentos no seamos conscientes ni estemos en movimiento. De igual forma, quienes sufren demencia o los discapacitados no satisfacen los criterios de Warren para ser personas.
Una cuestión de lugar
Otro posicionamiento para justificar el aborto es el que se basa en la localización, es decir, si se está fuera o dentro del útero. Kaczor afirmaba que la persona va mucho más allá de la simple localización. Si admitimos este argumento, se sigue que cuando hay una fecundación artificial fuera del útero, el nuevo ser tendría el estatus de persona, pero luego la pierde cuando es implantado, volviéndola a ganar cuando sale del mismo.
Hay también casos de cirugía fetal abierta, durante los que el feto humano es extraído del útero. Si determinamos el ser persona por una existencia fuera del útero, nos veríamos en la inverosímil situación de que en tales casos el feto es una no persona que luego se convierte en persona, y después vuelve a ser una no persona otra vez al volver al útero, volviendo a ser persona sólo cuando nazca.
Excluyendo por tanto la localización como criterio para ser considerado persona, Kaczor afrontaba la cuestión de si la condición de persona se establece en algún punto entre la concepción y el nacimiento. Observaba que la viabilidad, es decir si el feto en el útero es potencialmente capaz de vivir fuera del vientre materno, era citada por el Tribunal Supremo de Estados Unidos en Roe v. Wade, como un modo de determinar si los fetos humanos merecen alguna protección legal.
Con todo, según Kaczor, esta postura tiene sus problemas. Por ejemplo, los gemelos unidos dependen en ocasiones el uno del otro para vivir y, aún así, ambos son considerados personas.
La viabilidad también plantea un problema, porque en los países ricos, con avanzados cuidados médicos, los fetos se vuelven viables antes que en los países pobres. Y los fetos femeninos son viables antes que los masculinos. ¿Deberían las diferencias de sexo y de riqueza influir en quién es persona o no?
Otra idea es considerar que la capacidad para sufrir dolor o gozar del placer es lo que podría marcar el comienzo del derecho a la vida, continuaba Kaczor. Esto tampoco es suficiente, respondía. Esto excluye a quienes están bajo anestesia o en coma. Además, indicaba, algunos animales tienen esta capacidad pero no consideramos que tengan un derecho a la vida.
Un posible replanteamiento de esta posición es decir que no todos los seres tienen la capacidad de sentir placer o dolor, si no sólo aquellos que tienen un grado muy alto de sensibilidad y una capacidad más desarrollada de perseguir sus intereses deben ser considerados personas, explicaba Kaczor.
El problema con esto, señalaba, es que las personas difieren mucho unas de otras en su capacidad para el dolor o el placer y a duras penas podemos concluir que esto proporcione una base para considerar diferencias radicales en términos de persona o derechos.
Ética gradualista
La respuesta proabortista a las anteriores críticas adopta la forma del punto de vista gradualista. Kaczor explicaba que esto consiste en sostener que el derecho a la vida aumenta en fuerza de modo gradual conforme se desarrolla el embarazo, y cuanto más similar es un feto a una persona como nosotros mayor protección debería tener.
Sin embargo, Kaczor observaba que hay una diferencia entre el derecho a la vida y el resto de los derechos. Hay restricciones de edad para votar, conducir, o ser elegido para un cargo público. Esto sucede porque el derecho en cuestión exige una capacidad para asumir las responsabilidades que conlleva.
Por el contrario, el derecho a la vida no contiene implícitamente ninguna responsabilidad y, por lo mismo, puede gozarse sin tener en cuenta la edad o las capacidades mentales.
Otro problema de la postura gradualista es que el desarrollo humano no termina ni mucho menos con el nacimiento. Si el estatus moral se vincula al desarrollo psicológico, matar a alguien de 14 años requerirá una justificación mayor que a uno de 6.
Kaczor afirmaba que el error de estos argumentos nos lleva a la conclusión de que, si no hay diferencias éticamente relevantes entre los seres humanos en sus diversas etapas de desarrollo que haga que alguien no sea una persona, la dignidad y el valor de una persona no comienza por tanto tras su nacimiento, ni en momento alguno de su gestación. Todo ser humano es también una persona humana.
La historia nos presenta muchos ejemplos de la necesidad de respetar a todo ser humano como persona portadora de dignidad. Kaczor argumentaba que en teoría nadie actualmente, al menos en Occidente, defendería la esclavitud, la misoginia o el antisemitismo. ¿Tenemos de verdad justificación para tratar a algunos seres humanos como si fueran menos que personas, o seremos juzgados por la historia como un episodio más en larga línea de explotación del débil por parte del poderoso?
¿La persona comienza con la concepción?
Esto plantea la cuestión de si los seres humanos empiezan a existir en la concepción. Según Kaczor, esto no es, en principio, una cuestión moral, sino científica.
Cita a continuación algunos textos científicos y médicos que afirman, todos, que con la concepción hay un comienzo de nueva vida humana y un cambio fundamental con la creación de un ser con 46 cromosomas.
Tras la fecundación no hay presencia de ningún agente exterior que cambie el organismo recién concebido en algo que sea distinto. Por el contrario, el embrión humano se auto desarrolla hacia futuras etapas.
"Haciendo una analogía, el embrión humano no es un mero modelo detallado de la casa que se construirá sino una casa minúscula que se hace a sí misma cada vez mayor y más compleja a través de su auto desarrollo activo hacia la madurez", aclaraba Kaczor.
Tras esto, los últimos capítulos del libro analizan algunos argumentos utilizados por los defensores del aborto. Los examina uno por uno mostrando sus debilidades.
Por ejemplo, se ha sostenido que, puesto que en las primeras etapas hay posibilidades de que tenga lugar una división en dos hermanos, el embrión no es un ser humano individual. Kaczor replicaba a esto diciendo que aunque un ser pueda dividirse en dos seres esto no significa que no sea un ser individual.
Después de todo, añadía, la mayoría de las plantas pueden dar lugar a más plantas individuales, pero esto no significa que una planta no pueda ser una planta individual y distinta.
Analizaba también algunos casos difíciles, como los embarazos que han sido resultado de violación o incesto. La personalidad del feto, insistía Kaczor, no depende de la forma en que fue concebido. "Eres lo que eres sin importar las circunstancias de tu concepción y nacimiento", afirmaba.
El libro de Kaczor, con un razonamiento sólido, contiene muchos argumentos cuidadosamente planteados, que lo hacen una valiosa fuente de inspiración para quienes tengan la preocupación de defender la vida humana.
Por el padre John Flynn, L. C., traducción de Justo Amado
http://www.zenit.org/article-38742?l=spanish
Christopher Kaczor, en "The Ethics of Abortion: Women's Rights, Human Life and the Question of Justice" (La Ética del Aborto: Derechos de las Mujeres, Vida Humana y la Cuestión de la Justicia) (Routledge), toma una postura filosófica ante el aborto y explica por qué no es justificable éticamente.
Uno de los puntos clave que afronta Kaczor es cuándo comienza el ser persona. Algunos defensores del aborto sostienen que se puede distinguir a los humanos de las personas. Uno ejemplo que aporta es el de Mary Anne Warren, que ofrece algunos criterios a tener en cuenta antes de decir de alguien que es una persona.
Propone que las personas tienen conciencia de los objetos y de los acontecimientos y la capacidad de sentir dolor. Tienen también la fuerza de la razón y la capacidad para actividad auto motivada, junto a la capacidad para la comunicación.
Como respuesta a tales argumentos, Kaczor señalaba que, usando dichos criterios, sería difícil tener razones en contra del infanticidio, puesto que un bebé recién nacido no cumple estos criterios más de lo que pueda hacerlo un feto no nacido.
Por otro lado, no dejamos de ser personas cuando estamos dormidos o sedados en una operación quirúrgica, aunque en esos momentos no seamos conscientes ni estemos en movimiento. De igual forma, quienes sufren demencia o los discapacitados no satisfacen los criterios de Warren para ser personas.
Una cuestión de lugar
Otro posicionamiento para justificar el aborto es el que se basa en la localización, es decir, si se está fuera o dentro del útero. Kaczor afirmaba que la persona va mucho más allá de la simple localización. Si admitimos este argumento, se sigue que cuando hay una fecundación artificial fuera del útero, el nuevo ser tendría el estatus de persona, pero luego la pierde cuando es implantado, volviéndola a ganar cuando sale del mismo.
Hay también casos de cirugía fetal abierta, durante los que el feto humano es extraído del útero. Si determinamos el ser persona por una existencia fuera del útero, nos veríamos en la inverosímil situación de que en tales casos el feto es una no persona que luego se convierte en persona, y después vuelve a ser una no persona otra vez al volver al útero, volviendo a ser persona sólo cuando nazca.
Excluyendo por tanto la localización como criterio para ser considerado persona, Kaczor afrontaba la cuestión de si la condición de persona se establece en algún punto entre la concepción y el nacimiento. Observaba que la viabilidad, es decir si el feto en el útero es potencialmente capaz de vivir fuera del vientre materno, era citada por el Tribunal Supremo de Estados Unidos en Roe v. Wade, como un modo de determinar si los fetos humanos merecen alguna protección legal.
Con todo, según Kaczor, esta postura tiene sus problemas. Por ejemplo, los gemelos unidos dependen en ocasiones el uno del otro para vivir y, aún así, ambos son considerados personas.
La viabilidad también plantea un problema, porque en los países ricos, con avanzados cuidados médicos, los fetos se vuelven viables antes que en los países pobres. Y los fetos femeninos son viables antes que los masculinos. ¿Deberían las diferencias de sexo y de riqueza influir en quién es persona o no?
Otra idea es considerar que la capacidad para sufrir dolor o gozar del placer es lo que podría marcar el comienzo del derecho a la vida, continuaba Kaczor. Esto tampoco es suficiente, respondía. Esto excluye a quienes están bajo anestesia o en coma. Además, indicaba, algunos animales tienen esta capacidad pero no consideramos que tengan un derecho a la vida.
Un posible replanteamiento de esta posición es decir que no todos los seres tienen la capacidad de sentir placer o dolor, si no sólo aquellos que tienen un grado muy alto de sensibilidad y una capacidad más desarrollada de perseguir sus intereses deben ser considerados personas, explicaba Kaczor.
El problema con esto, señalaba, es que las personas difieren mucho unas de otras en su capacidad para el dolor o el placer y a duras penas podemos concluir que esto proporcione una base para considerar diferencias radicales en términos de persona o derechos.
Ética gradualista
La respuesta proabortista a las anteriores críticas adopta la forma del punto de vista gradualista. Kaczor explicaba que esto consiste en sostener que el derecho a la vida aumenta en fuerza de modo gradual conforme se desarrolla el embarazo, y cuanto más similar es un feto a una persona como nosotros mayor protección debería tener.
Sin embargo, Kaczor observaba que hay una diferencia entre el derecho a la vida y el resto de los derechos. Hay restricciones de edad para votar, conducir, o ser elegido para un cargo público. Esto sucede porque el derecho en cuestión exige una capacidad para asumir las responsabilidades que conlleva.
Por el contrario, el derecho a la vida no contiene implícitamente ninguna responsabilidad y, por lo mismo, puede gozarse sin tener en cuenta la edad o las capacidades mentales.
Otro problema de la postura gradualista es que el desarrollo humano no termina ni mucho menos con el nacimiento. Si el estatus moral se vincula al desarrollo psicológico, matar a alguien de 14 años requerirá una justificación mayor que a uno de 6.
Kaczor afirmaba que el error de estos argumentos nos lleva a la conclusión de que, si no hay diferencias éticamente relevantes entre los seres humanos en sus diversas etapas de desarrollo que haga que alguien no sea una persona, la dignidad y el valor de una persona no comienza por tanto tras su nacimiento, ni en momento alguno de su gestación. Todo ser humano es también una persona humana.
La historia nos presenta muchos ejemplos de la necesidad de respetar a todo ser humano como persona portadora de dignidad. Kaczor argumentaba que en teoría nadie actualmente, al menos en Occidente, defendería la esclavitud, la misoginia o el antisemitismo. ¿Tenemos de verdad justificación para tratar a algunos seres humanos como si fueran menos que personas, o seremos juzgados por la historia como un episodio más en larga línea de explotación del débil por parte del poderoso?
¿La persona comienza con la concepción?
Esto plantea la cuestión de si los seres humanos empiezan a existir en la concepción. Según Kaczor, esto no es, en principio, una cuestión moral, sino científica.
Cita a continuación algunos textos científicos y médicos que afirman, todos, que con la concepción hay un comienzo de nueva vida humana y un cambio fundamental con la creación de un ser con 46 cromosomas.
Tras la fecundación no hay presencia de ningún agente exterior que cambie el organismo recién concebido en algo que sea distinto. Por el contrario, el embrión humano se auto desarrolla hacia futuras etapas.
"Haciendo una analogía, el embrión humano no es un mero modelo detallado de la casa que se construirá sino una casa minúscula que se hace a sí misma cada vez mayor y más compleja a través de su auto desarrollo activo hacia la madurez", aclaraba Kaczor.
Tras esto, los últimos capítulos del libro analizan algunos argumentos utilizados por los defensores del aborto. Los examina uno por uno mostrando sus debilidades.
Por ejemplo, se ha sostenido que, puesto que en las primeras etapas hay posibilidades de que tenga lugar una división en dos hermanos, el embrión no es un ser humano individual. Kaczor replicaba a esto diciendo que aunque un ser pueda dividirse en dos seres esto no significa que no sea un ser individual.
Después de todo, añadía, la mayoría de las plantas pueden dar lugar a más plantas individuales, pero esto no significa que una planta no pueda ser una planta individual y distinta.
Analizaba también algunos casos difíciles, como los embarazos que han sido resultado de violación o incesto. La personalidad del feto, insistía Kaczor, no depende de la forma en que fue concebido. "Eres lo que eres sin importar las circunstancias de tu concepción y nacimiento", afirmaba.
El libro de Kaczor, con un razonamiento sólido, contiene muchos argumentos cuidadosamente planteados, que lo hacen una valiosa fuente de inspiración para quienes tengan la preocupación de defender la vida humana.
Por el padre John Flynn, L. C., traducción de Justo Amado
http://www.zenit.org/article-38742?l=spanish
lunes, 21 de marzo de 2011
Redefinir el matrimonio Continúan las presiones para permitir el matrimonio homosexual
Por John Flynn, L. C.
ROMA, domingo 20 de marzo de 2011 (ZENIT.org). – La presión por legalizar los matrimonios del mismo sexo continúa, mientas las organizaciones interesadas intentan convencer a los legisladores de que el matrimonio es algo que puede redefinirse para adaptarse a las últimas tendencias sociales.
En Irlanda, la coalición de gobierno del Fine Gael y de Partidos Laboristas, recientemente elegida, acaba de publicar su lista de propuestas políticas. Según pro familiar Iona Institute irlandés, el partido de más orientación liberal ha dejado su impronta en temas de familia.
El programa confía en que el gobierno analice el tema del matrimonio homosexual, indica el instituto en su página web. También dice que la ley de parejas civiles se cambiará para afrontar las anomalías u omisiones. Según el Iona Institute, esto podría dar a los padres del mismo sexo los mismos derechos que las parejas casadas.
Además, el programa afirma que se dará reconocimiento legal a los transexuales y tendrán la protección de leyes de igualdad.
Poco antes de que se hiciera público el programa, los obispos irlandeses animaron al parlamento a defender la familia. Las políticas públicas deben apoyar el bien común, afirmaban en una declaración el 3 de marzo tras un encuentro de todos los obispos irlandeses.
Lograr esto exige reforzar la familia, basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, añadían.
Sin defensa
En Estados Unidos, el matrimonio homosexual ha llegado con mucha frecuencia a los titulares. El mes pasado, el fiscal general Eric H. Holder Jr anunciaba que la administración Obama no seguiría defendiendo en los tribunales las demandas contra la Ley de Defensa del Matrimonio (DOMA), que limita el matrimonio a las parejas heterosexuales.
El New York Times observaba el 24 de febrero que el presidente Obama y Holder consideran ahora que la ley es inconstitucional.
“Nuestra nación y nuestro gobierno tienen el deber de reconocer y proteger el matrimonio, no el de interferir en él ni redefinirlo, ni el de caricaturizar la profundas creencias de tantísimos ciudadanos como ‘discriminación’”, protestaba en una declaración del 3 de marzo el arzobispo de Nueva York, monseñor Timothy Dolan, presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos.
monseñor Dolan continuaba precisando que el matrimonio basado en un hombre y una mujer es el cimiento de la sociedad y que, históricamente, los gobiernos lo han protegido por su contribución al bien común.
Estaba de acuerdo en que la discriminación injusta es mala. Sin embargo, no es injusto defender una ley que sólo busca proteger el significado del matrimonio. Ni es discriminación afirmar que un niño se criará mejor teniendo un padre y una madre y que el Estado tiene un interés en asegurar esto, añadía.
“Tener leyes que afirmen la importancia vital de las madres y de los padres – leyes que respalden, en vez de minar, el ideal de que los niños deberían ser criados por su propia madre y por su propio padres – es esencial para cualquier sociedad justa”, concluía Mons. Dolan.
Aunque siguen las demandas contra la DOMA en los tribunales federales, continúa el debate a nivel estatal.
En Rhode Island, el día 10 de marzo, cientos de personas acudieron a una sesión del senado sobre el tema del matrimonio homosexual. Quienes están a favor y quienes están en contra presentaron sus argumentos a los miembros del Comité Judicial del Senado, informaba el 11 de marzo el Providence Journal.
Monseñor Thomas J. Tobin, obispo de Providence, es uno de los opositores a la medida de reconocer el matrimonio homosexual. En una declaración el 7 de enero, subrayaba que aquellas personas con orientaciones homosexuales merecen amor y respeto. Al mismo tiempo advertía que legalizar el matrimonio para ellos va en detrimento del bienestar del Estado.
Maryland también ha estado en el centro del debate en este tema. A principios de este año el senado del estado aprobó una ley que legalizaba el matrimonio homosexual y se ha estado debatiendo en los últimos días en la cámara baja. El gobernador Martin O’Malley ha declarado que firmará la ley si se aprueba, informaba el 5 de marzo Associated Press.
Mientras se debatía la propuesta en la cámara, resultó evidente que la ley no tendría el apoyo suficiente por lo que se dejó morir la iniciativa sin votarla, informaba el 11 de marzo Associated Press.
Cambio drástico
Los tres obispos católicos de Maryland se mostraron muy activos en su campaña en contra de la medida de legalizar el matrimonio homosexual.
“La introducción de una legislación que redefina el matrimonio en nuestro estado debería reconocerse como lo que es – una propuesta de cambio drástico de una institución social que deriva de nuestra naturaleza humana como hombres y como mujeres”, declaraban el cardenal Donald Wuerl de Washington, el arzobispo Edwin O’Brien de Baltimore, y el obispo Francis Malooly de Wilmington, en un declaración del 8 de febrero.
“Nuestro objetivo como sociedad debería ser que el matrimonio se consolide, no desmontándolo en su conjunto, especialmente cuando los efectos del deterioro del matrimonio son tan evidentes”, indicaban.
La declaración señalaba también que, si se abandona la definición tradicional de matrimonio, será difícil llegar a una nueva definición que determine qué relaciones debería apoyar el gobierno.
En nuevas declaraciones los días 18 y 28 de febrero, los tres obispos criticaban además la falta de una protección adecuada de la conciencia de las instituciones religiosas y de los individuos.
El cardenal Wuerl señalaba el peligro de redefinir el significado del matrimonio en un artículo publicado el 13 de marzo en el National Catholic Register.
A lo largo de la historia humana, el matrimonio se ha entendido como el compromiso de un hombre y una mujer en una comunidad de vida, tanto para su apoyo mutuo como para engendrar y educar a los hijos, explicaba.
Y advertía que vaciar el matrimonio de su significado con fines políticos o en respuesta a algunos grupos de presión es un gran error.
Poligamia y poliamor
El miedo a que introducir el matrimonio homosexual conduzca a legalizar otras formas de unión no es ni mucho menos exagerado.
En Canadá, en donde el matrimonio homosexual se legalizó en el 2005, se está desarrollando un proceso legal en la Columbia Británica para decidir si se legaliza la poligamia.
No es esta la única variación de matrimonio que se propone. El año pasado el Boston Globe publicaba dos largos artículos sopesando las ventajas del poliamor, que es la práctica de tener una relación íntima con más de una persona a la vez, con el consentimiento de todos los implicados.
Uno de los argumentos utilizados a favor del reconocimiento de estas relaciones es que, con más de dos padres, incluso si hay una ruptura familiar, a los hijos les quedarían por los menos otros dos padres.
A día de hoy no hay nada predeterminado sobre qué noción de paternidad prevalecerá, proclamaba el artículo publicado el 24 de octubre.
“La ley determina qué convierte a alguien en padre legal, no es el matrimonio, ni la biología”, afirmaba en el artículo Nancy Polikoff, profesora de derecho familiar en la Facultad de Derecho de Washington de la Universidad Americana.
“Es necesario que la ley se adapte a la realidad de las vidas de los niños, y si los niños van ser criados por tres padres, la ley no debería escoge arbitrariamente a dos de ellos y decir que son los padres legales, y esta otra persona es un extraño”, afirmaba.
Hoy, en cuanto al matrimonio, no hay nada firme tras los cambios en el divorcio, la adopción y la tecnología reproductiva.
Es en verdad cierto que el matrimonio y la familia se han desestabilizado de modo grave en las últimas décadas, pero no parece ser precisamente una buena razón para debilitar aún más una institución ya debilitada.
El matrimonio es bueno para ti, proclamaba un estudio reciente. Mejora la salud física de los hombres y el bienestar mental de las mujeres y da como resultado una vida más larga y satisfactoria, informaba el 28 de enero el periódico Independent.
Son las conclusiones de un estudio llevado a cabo por los doctores John Gallacher y David Gallacher, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cardiff, que han investigado la cuestión de si las relaciones son buenas para la salud.
Se trata de uno más de los incontables estudios que demuestran que las familias basadas en el matrimonio entre un hombre y una mujer hacen una contribución vital a los individuos y a la sociedad. Un buena razón para que el estado siga apoyándolas.
http://www.zenit.org/article-38661?l=spanish
ROMA, domingo 20 de marzo de 2011 (ZENIT.org). – La presión por legalizar los matrimonios del mismo sexo continúa, mientas las organizaciones interesadas intentan convencer a los legisladores de que el matrimonio es algo que puede redefinirse para adaptarse a las últimas tendencias sociales.
En Irlanda, la coalición de gobierno del Fine Gael y de Partidos Laboristas, recientemente elegida, acaba de publicar su lista de propuestas políticas. Según pro familiar Iona Institute irlandés, el partido de más orientación liberal ha dejado su impronta en temas de familia.
El programa confía en que el gobierno analice el tema del matrimonio homosexual, indica el instituto en su página web. También dice que la ley de parejas civiles se cambiará para afrontar las anomalías u omisiones. Según el Iona Institute, esto podría dar a los padres del mismo sexo los mismos derechos que las parejas casadas.
Además, el programa afirma que se dará reconocimiento legal a los transexuales y tendrán la protección de leyes de igualdad.
Poco antes de que se hiciera público el programa, los obispos irlandeses animaron al parlamento a defender la familia. Las políticas públicas deben apoyar el bien común, afirmaban en una declaración el 3 de marzo tras un encuentro de todos los obispos irlandeses.
Lograr esto exige reforzar la familia, basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, añadían.
Sin defensa
En Estados Unidos, el matrimonio homosexual ha llegado con mucha frecuencia a los titulares. El mes pasado, el fiscal general Eric H. Holder Jr anunciaba que la administración Obama no seguiría defendiendo en los tribunales las demandas contra la Ley de Defensa del Matrimonio (DOMA), que limita el matrimonio a las parejas heterosexuales.
El New York Times observaba el 24 de febrero que el presidente Obama y Holder consideran ahora que la ley es inconstitucional.
“Nuestra nación y nuestro gobierno tienen el deber de reconocer y proteger el matrimonio, no el de interferir en él ni redefinirlo, ni el de caricaturizar la profundas creencias de tantísimos ciudadanos como ‘discriminación’”, protestaba en una declaración del 3 de marzo el arzobispo de Nueva York, monseñor Timothy Dolan, presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos.
monseñor Dolan continuaba precisando que el matrimonio basado en un hombre y una mujer es el cimiento de la sociedad y que, históricamente, los gobiernos lo han protegido por su contribución al bien común.
Estaba de acuerdo en que la discriminación injusta es mala. Sin embargo, no es injusto defender una ley que sólo busca proteger el significado del matrimonio. Ni es discriminación afirmar que un niño se criará mejor teniendo un padre y una madre y que el Estado tiene un interés en asegurar esto, añadía.
“Tener leyes que afirmen la importancia vital de las madres y de los padres – leyes que respalden, en vez de minar, el ideal de que los niños deberían ser criados por su propia madre y por su propio padres – es esencial para cualquier sociedad justa”, concluía Mons. Dolan.
Aunque siguen las demandas contra la DOMA en los tribunales federales, continúa el debate a nivel estatal.
En Rhode Island, el día 10 de marzo, cientos de personas acudieron a una sesión del senado sobre el tema del matrimonio homosexual. Quienes están a favor y quienes están en contra presentaron sus argumentos a los miembros del Comité Judicial del Senado, informaba el 11 de marzo el Providence Journal.
Monseñor Thomas J. Tobin, obispo de Providence, es uno de los opositores a la medida de reconocer el matrimonio homosexual. En una declaración el 7 de enero, subrayaba que aquellas personas con orientaciones homosexuales merecen amor y respeto. Al mismo tiempo advertía que legalizar el matrimonio para ellos va en detrimento del bienestar del Estado.
Maryland también ha estado en el centro del debate en este tema. A principios de este año el senado del estado aprobó una ley que legalizaba el matrimonio homosexual y se ha estado debatiendo en los últimos días en la cámara baja. El gobernador Martin O’Malley ha declarado que firmará la ley si se aprueba, informaba el 5 de marzo Associated Press.
Mientras se debatía la propuesta en la cámara, resultó evidente que la ley no tendría el apoyo suficiente por lo que se dejó morir la iniciativa sin votarla, informaba el 11 de marzo Associated Press.
Cambio drástico
Los tres obispos católicos de Maryland se mostraron muy activos en su campaña en contra de la medida de legalizar el matrimonio homosexual.
“La introducción de una legislación que redefina el matrimonio en nuestro estado debería reconocerse como lo que es – una propuesta de cambio drástico de una institución social que deriva de nuestra naturaleza humana como hombres y como mujeres”, declaraban el cardenal Donald Wuerl de Washington, el arzobispo Edwin O’Brien de Baltimore, y el obispo Francis Malooly de Wilmington, en un declaración del 8 de febrero.
“Nuestro objetivo como sociedad debería ser que el matrimonio se consolide, no desmontándolo en su conjunto, especialmente cuando los efectos del deterioro del matrimonio son tan evidentes”, indicaban.
La declaración señalaba también que, si se abandona la definición tradicional de matrimonio, será difícil llegar a una nueva definición que determine qué relaciones debería apoyar el gobierno.
En nuevas declaraciones los días 18 y 28 de febrero, los tres obispos criticaban además la falta de una protección adecuada de la conciencia de las instituciones religiosas y de los individuos.
El cardenal Wuerl señalaba el peligro de redefinir el significado del matrimonio en un artículo publicado el 13 de marzo en el National Catholic Register.
A lo largo de la historia humana, el matrimonio se ha entendido como el compromiso de un hombre y una mujer en una comunidad de vida, tanto para su apoyo mutuo como para engendrar y educar a los hijos, explicaba.
Y advertía que vaciar el matrimonio de su significado con fines políticos o en respuesta a algunos grupos de presión es un gran error.
Poligamia y poliamor
El miedo a que introducir el matrimonio homosexual conduzca a legalizar otras formas de unión no es ni mucho menos exagerado.
En Canadá, en donde el matrimonio homosexual se legalizó en el 2005, se está desarrollando un proceso legal en la Columbia Británica para decidir si se legaliza la poligamia.
No es esta la única variación de matrimonio que se propone. El año pasado el Boston Globe publicaba dos largos artículos sopesando las ventajas del poliamor, que es la práctica de tener una relación íntima con más de una persona a la vez, con el consentimiento de todos los implicados.
Uno de los argumentos utilizados a favor del reconocimiento de estas relaciones es que, con más de dos padres, incluso si hay una ruptura familiar, a los hijos les quedarían por los menos otros dos padres.
A día de hoy no hay nada predeterminado sobre qué noción de paternidad prevalecerá, proclamaba el artículo publicado el 24 de octubre.
“La ley determina qué convierte a alguien en padre legal, no es el matrimonio, ni la biología”, afirmaba en el artículo Nancy Polikoff, profesora de derecho familiar en la Facultad de Derecho de Washington de la Universidad Americana.
“Es necesario que la ley se adapte a la realidad de las vidas de los niños, y si los niños van ser criados por tres padres, la ley no debería escoge arbitrariamente a dos de ellos y decir que son los padres legales, y esta otra persona es un extraño”, afirmaba.
Hoy, en cuanto al matrimonio, no hay nada firme tras los cambios en el divorcio, la adopción y la tecnología reproductiva.
Es en verdad cierto que el matrimonio y la familia se han desestabilizado de modo grave en las últimas décadas, pero no parece ser precisamente una buena razón para debilitar aún más una institución ya debilitada.
El matrimonio es bueno para ti, proclamaba un estudio reciente. Mejora la salud física de los hombres y el bienestar mental de las mujeres y da como resultado una vida más larga y satisfactoria, informaba el 28 de enero el periódico Independent.
Son las conclusiones de un estudio llevado a cabo por los doctores John Gallacher y David Gallacher, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cardiff, que han investigado la cuestión de si las relaciones son buenas para la salud.
Se trata de uno más de los incontables estudios que demuestran que las familias basadas en el matrimonio entre un hombre y una mujer hacen una contribución vital a los individuos y a la sociedad. Un buena razón para que el estado siga apoyándolas.
http://www.zenit.org/article-38661?l=spanish
lunes, 14 de marzo de 2011
La dictadura de la píldora del día después Se impone a pesar de sus efectos colaterales
ROMA, domingo, 13 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- En los últimos años un país tras otro han ido permitiendo la venta de la así llamada píldora del día después. Suele presentarse como un modo de reducir los embarazos "no deseados" y los elevados porcentajes de nacimientos de madres adolescentes.
Japón ha sido uno de los últimos países en permitir algo que algunos llaman anticonceptivo de emergencia. El ministro de sanidad dio el visto bueno para la venta de NorLevo desde mayo, informaba el Japan Times el 24 de febrero.
El artículo decía que se esperaba que esta medida ayudara a reducir el número de abortos. Según el artículo, el índice de abortos en Japón en el 2008 fue del 8,8, ligeramente por encima de la mitad del de Estados Unidos.
Una de las principales cuestiones relacionadas con la venta de la píldora del día después es su disponibilidad sin receta médica. En Irlanda, la cadena de farmacias Boots propuso su venta sin receta, esperando utilizar una argucia legal. En una sorprendente reacción, el Organismo Directivo de Medicamentos Irlandés anunció repentinamente que permitiría la venta de NorLevo sin receta médica, informaba el 22 de febrero el Irish Times.
No sólo se venderá sin necesidad de receta sino que tampoco habrá limitaciones de edad para los compradores. La ausencia de límite de edad ha tomado por sorpresa a la Sociedad Farmacéutica de Irlanda, por lo que publicó una nota diciendo que los farmacéuticos considerarían si deberían enviar a las chicas de 16 años o menos a que pidieran la píldora a un médico o a una institución, al estar por debajo de la edad de consentimiento.
Entretanto, en Estados Unidos, se está presionando para que se elimine el límite de dad en la venta de Plan B, una píldora del día después. Los fabricantes de la píldora, Teva Pharmaceutical Industries, han solicitado a la Administración para los Alimentos y los Medicamentos que permita a los menores de 17 años que la compren, informaba ABC News el 25 de febrero. Actualmente Plan B está disponible sin receta para los mayores de 17 años.
Irresponsable
Wendy Wright, presidenta de Concerned Women for America, decía que sería irresponsable poner a disposición de jóvenes la píldora y advertía que podría cortar la comunicación entre las jóvenes y sus padres y médicos. También señalaba que Plan B necesita supervisión médica, dado que el mismo acto, que las llevó a temer que se hubieran quedado embarazadas, podría haberles hecho contraer una enfermedad de transmisión sexual.
En Inglaterra, al contrario, la edad no es barrara para conseguir anticonceptivos. El Sunday Times informaba el 1 de agosto que médicos de familia habían prescrito la píldora anticonceptiva a más de 1.000 niñas de entre 11 y 12 años. Además, otras 200 chicas, de entre 11 y 13 años, tenían implantados dispositivos anticonceptivos o inyectables permanentes.
Según el artículo, la mayoría de estas prescripciones se dieron a las niñas sin el conocimiento o el consentimiento de sus padres, dado que los doctores están sometidos a la confidencialidad respecto a las niñas, a no ser que sospechen que están sometidas a abusos o son obligadas a tener sexo.
En relación al tema de la edad, la información publicada hace poco por el Departamento de Sanidad Británico confirma los miedos de Wendy Wright. La distribución de la píldora del día después a menores de 16 años les anima a correr más riesgos en sus vidas sexuales, informaba el 30 de enero el Sunday Times.
La información venía de un estudio de dos profesores de la Universidad de Nottingham, Sourafel Girma y David Paton. En los últimos años el gobierno ha distribuido gratis en algunas zonas la píldora del día después, esperando que redujera los embarazos adolescentes.
El estudio comparaba zonas en las que se había distribuido a menores la píldora del día después con aquellas en las que no, y controlaba además el nivel de enfermedades de transmisión sexual. Los profesores descubrieron que la distribución de las píldoras no redujo la tasa de embarazos, pero lo que sí hizo fue aumentar el nivel de enfermedades, en cerca de un 12% donde estaba disponible gratis en las farmacias.
"La investigación internacional no ha logrado encontrar nunca evidencia alguna de que los protocolos de emergencia de control de la natalidad logren reducción alguna en el índice de concepciones y embarazos entre adolescentes", comentaba Norman Wells, director del Familiy Education Trust.
Cheryl Wetzstein planteaba la misma cuestión en un artículo publicado el 25 de marzo del año pasado en el Washington Times. Citaba un artículo del 2007 del Journal of the American Academy of Physician Assistants en el que se afirmaba que los anticonceptivos de emergencia podrían evitar el 75-85% de los embarazos no deseados.
Las investigaciones, sin embargo, han demostrado que estas píldoras no han hecho nada por reducir los niveles de embarazos y abortos, apuntaba.
Wetzstein citaba el número de marzo de Perspectives on Sexual and Reproductive Health, publicada por el proabortista Guttmacher Institute, que admitía que era necesario desarrollar nuevas estrategias para reducir el índice de abortos, dado que las píldoras del día después no habían logrado nada.
Conciencia
El creciente uso de las píldoras del día después ha suscitado la preocupación sobre el grave peligro de las enfermedades de transmisión sexual, además de la salud, si las mujeres usan de modo regular píldoras de dosis alta. Otra inquietud es la cuestión de la conciencia.
El periódico de Irish Catholic de Irlanda deploraba el hecho de que, tras la decisión de permitir las ventas sin receta de la píldora del día después, se obligara a los farmacéuticos a venderla. El reportaje del 24 de febrero señalaba que los anticonceptivos de emergencia pueden tener también un efecto abortivo y, por esta razón, algunos farmacéuticos no quieren venderlos.
El Código de Conducta de los farmacéuticos no prevé objeción de conciencia para los católicos, o para cualquiera que puede tener objeciones éticas a la venta de determinados medicamentos.
En respuesta a una pregunta del Irish Catholic, la Sociedad Farmacéutica de Irlanda confirmó que, según el actual Código de Conducta, los farmacéuticos deben tener existencias de la píldora del día después o "tomar las medidas que aseguren que estas medicinas o servicios se proporcionan".
Los derechos de conciencia son también tema de debate en Estados Unidos, debido a la reciente decisión de la administración Obama de eliminar la regulación de la anterior presidencia Bush.
En una nota de prensa del 18 de febrero, la medida fue considerada como "decepcionante" por Deirdre McQuade del Secretariado Pro-Vida de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos.
En un artículo del 23 de febrero en el National Catholic Register, explicaba que las normas de diciembre de 2008 habían robustecido el derecho de los profesionales sanitarios a no participar en ciertos procedimientos médicos que violaban sus principios religiosos o morales. Esto incluye no sólo el aborto y las esterilizaciones, sino también los anticonceptivos.
"Cada vez más, los profesionales de la salud se ven coaccionados a violar su conciencia de miles de formas, como al dispensar o administrar la así llamada píldora del día después", explicaba al Register Marie Hilliard, directora de bioética y política pública del National Catholic Bioethics Center.
Testimonio
La necesidad de defender los derechos de libertad de conciencia fue el tema de la homilía de monseñor J. Michael Miller, arzobispo de Vancouver, en una misa en enero para trabajadores sanitarios.
Según los extractos de la misma publicados por el periódico diocesano B. C. Catholic el 4 de febrero, el monseñor Miller insistía en que los católicos que trabajan en el mundo de la salud deben tener la libertad de vivir el mensaje de Cristo en sus vidas profesionales.
Lamentaba el laicismo cada vez más agresivo que procura que la religión no tenga influencia alguna en las instituciones públicas.
"Obligar a los creyentes a guardarse sus opiniones para sí mismos, si lo piensan, es en sí mismo una forma no democrática de comprar armonía entre los ciudadanos de una sociedad libre", afirmaba.
"Es una manera velada de recortar la libertad de expresión de los creyentes", añadía.
Rechazando lo que denominaba "una conspiración de silencio y complicidad", monseñor Miller animaba a los católicos a asumir su responsabilidad de dar testimonio de Cristo incluso si esto significa la persecución. Una persecución que, según parece, se impone por ley.
Por el padre John Flynn, L. C.
http://www.zenit.org/article-38592?l=spanish
Japón ha sido uno de los últimos países en permitir algo que algunos llaman anticonceptivo de emergencia. El ministro de sanidad dio el visto bueno para la venta de NorLevo desde mayo, informaba el Japan Times el 24 de febrero.
El artículo decía que se esperaba que esta medida ayudara a reducir el número de abortos. Según el artículo, el índice de abortos en Japón en el 2008 fue del 8,8, ligeramente por encima de la mitad del de Estados Unidos.
Una de las principales cuestiones relacionadas con la venta de la píldora del día después es su disponibilidad sin receta médica. En Irlanda, la cadena de farmacias Boots propuso su venta sin receta, esperando utilizar una argucia legal. En una sorprendente reacción, el Organismo Directivo de Medicamentos Irlandés anunció repentinamente que permitiría la venta de NorLevo sin receta médica, informaba el 22 de febrero el Irish Times.
No sólo se venderá sin necesidad de receta sino que tampoco habrá limitaciones de edad para los compradores. La ausencia de límite de edad ha tomado por sorpresa a la Sociedad Farmacéutica de Irlanda, por lo que publicó una nota diciendo que los farmacéuticos considerarían si deberían enviar a las chicas de 16 años o menos a que pidieran la píldora a un médico o a una institución, al estar por debajo de la edad de consentimiento.
Entretanto, en Estados Unidos, se está presionando para que se elimine el límite de dad en la venta de Plan B, una píldora del día después. Los fabricantes de la píldora, Teva Pharmaceutical Industries, han solicitado a la Administración para los Alimentos y los Medicamentos que permita a los menores de 17 años que la compren, informaba ABC News el 25 de febrero. Actualmente Plan B está disponible sin receta para los mayores de 17 años.
Irresponsable
Wendy Wright, presidenta de Concerned Women for America, decía que sería irresponsable poner a disposición de jóvenes la píldora y advertía que podría cortar la comunicación entre las jóvenes y sus padres y médicos. También señalaba que Plan B necesita supervisión médica, dado que el mismo acto, que las llevó a temer que se hubieran quedado embarazadas, podría haberles hecho contraer una enfermedad de transmisión sexual.
En Inglaterra, al contrario, la edad no es barrara para conseguir anticonceptivos. El Sunday Times informaba el 1 de agosto que médicos de familia habían prescrito la píldora anticonceptiva a más de 1.000 niñas de entre 11 y 12 años. Además, otras 200 chicas, de entre 11 y 13 años, tenían implantados dispositivos anticonceptivos o inyectables permanentes.
Según el artículo, la mayoría de estas prescripciones se dieron a las niñas sin el conocimiento o el consentimiento de sus padres, dado que los doctores están sometidos a la confidencialidad respecto a las niñas, a no ser que sospechen que están sometidas a abusos o son obligadas a tener sexo.
En relación al tema de la edad, la información publicada hace poco por el Departamento de Sanidad Británico confirma los miedos de Wendy Wright. La distribución de la píldora del día después a menores de 16 años les anima a correr más riesgos en sus vidas sexuales, informaba el 30 de enero el Sunday Times.
La información venía de un estudio de dos profesores de la Universidad de Nottingham, Sourafel Girma y David Paton. En los últimos años el gobierno ha distribuido gratis en algunas zonas la píldora del día después, esperando que redujera los embarazos adolescentes.
El estudio comparaba zonas en las que se había distribuido a menores la píldora del día después con aquellas en las que no, y controlaba además el nivel de enfermedades de transmisión sexual. Los profesores descubrieron que la distribución de las píldoras no redujo la tasa de embarazos, pero lo que sí hizo fue aumentar el nivel de enfermedades, en cerca de un 12% donde estaba disponible gratis en las farmacias.
"La investigación internacional no ha logrado encontrar nunca evidencia alguna de que los protocolos de emergencia de control de la natalidad logren reducción alguna en el índice de concepciones y embarazos entre adolescentes", comentaba Norman Wells, director del Familiy Education Trust.
Cheryl Wetzstein planteaba la misma cuestión en un artículo publicado el 25 de marzo del año pasado en el Washington Times. Citaba un artículo del 2007 del Journal of the American Academy of Physician Assistants en el que se afirmaba que los anticonceptivos de emergencia podrían evitar el 75-85% de los embarazos no deseados.
Las investigaciones, sin embargo, han demostrado que estas píldoras no han hecho nada por reducir los niveles de embarazos y abortos, apuntaba.
Wetzstein citaba el número de marzo de Perspectives on Sexual and Reproductive Health, publicada por el proabortista Guttmacher Institute, que admitía que era necesario desarrollar nuevas estrategias para reducir el índice de abortos, dado que las píldoras del día después no habían logrado nada.
Conciencia
El creciente uso de las píldoras del día después ha suscitado la preocupación sobre el grave peligro de las enfermedades de transmisión sexual, además de la salud, si las mujeres usan de modo regular píldoras de dosis alta. Otra inquietud es la cuestión de la conciencia.
El periódico de Irish Catholic de Irlanda deploraba el hecho de que, tras la decisión de permitir las ventas sin receta de la píldora del día después, se obligara a los farmacéuticos a venderla. El reportaje del 24 de febrero señalaba que los anticonceptivos de emergencia pueden tener también un efecto abortivo y, por esta razón, algunos farmacéuticos no quieren venderlos.
El Código de Conducta de los farmacéuticos no prevé objeción de conciencia para los católicos, o para cualquiera que puede tener objeciones éticas a la venta de determinados medicamentos.
En respuesta a una pregunta del Irish Catholic, la Sociedad Farmacéutica de Irlanda confirmó que, según el actual Código de Conducta, los farmacéuticos deben tener existencias de la píldora del día después o "tomar las medidas que aseguren que estas medicinas o servicios se proporcionan".
Los derechos de conciencia son también tema de debate en Estados Unidos, debido a la reciente decisión de la administración Obama de eliminar la regulación de la anterior presidencia Bush.
En una nota de prensa del 18 de febrero, la medida fue considerada como "decepcionante" por Deirdre McQuade del Secretariado Pro-Vida de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos.
En un artículo del 23 de febrero en el National Catholic Register, explicaba que las normas de diciembre de 2008 habían robustecido el derecho de los profesionales sanitarios a no participar en ciertos procedimientos médicos que violaban sus principios religiosos o morales. Esto incluye no sólo el aborto y las esterilizaciones, sino también los anticonceptivos.
"Cada vez más, los profesionales de la salud se ven coaccionados a violar su conciencia de miles de formas, como al dispensar o administrar la así llamada píldora del día después", explicaba al Register Marie Hilliard, directora de bioética y política pública del National Catholic Bioethics Center.
Testimonio
La necesidad de defender los derechos de libertad de conciencia fue el tema de la homilía de monseñor J. Michael Miller, arzobispo de Vancouver, en una misa en enero para trabajadores sanitarios.
Según los extractos de la misma publicados por el periódico diocesano B. C. Catholic el 4 de febrero, el monseñor Miller insistía en que los católicos que trabajan en el mundo de la salud deben tener la libertad de vivir el mensaje de Cristo en sus vidas profesionales.
Lamentaba el laicismo cada vez más agresivo que procura que la religión no tenga influencia alguna en las instituciones públicas.
"Obligar a los creyentes a guardarse sus opiniones para sí mismos, si lo piensan, es en sí mismo una forma no democrática de comprar armonía entre los ciudadanos de una sociedad libre", afirmaba.
"Es una manera velada de recortar la libertad de expresión de los creyentes", añadía.
Rechazando lo que denominaba "una conspiración de silencio y complicidad", monseñor Miller animaba a los católicos a asumir su responsabilidad de dar testimonio de Cristo incluso si esto significa la persecución. Una persecución que, según parece, se impone por ley.
Por el padre John Flynn, L. C.
http://www.zenit.org/article-38592?l=spanish
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