domingo, 22 de agosto de 2010

Un bien público llamado hijo

BURGOS, sábado, 21 de agosto de 2010 (ZENIT.org) - Publicamos el mensaje que ha escrito monseñor Francisco Gil Hellín, arzobispo de Burgos, con el título "Un bien público llamado hijo".


Desde hace años se han disparado las alarmas de la natalidad en Europa. No en el sentido de que se nos acabe el suelo para acoger los nuevos nacimientos, sino porque éstos han decrecido de forma alarmante. Y como esto tiene repercusiones seguras y negativas sobre las pensiones, nada más lógico que la Comisión Europea se muestre cada vez más preocupada por el envejecimiento demográfico y su repercusión en el estado del bienestar. Hasta el punto de que en su reciente Libro verde no dude en afirmar que "con las tendencias actuales, la situación es insostenible".

Una de las propuestas que ofrece es conseguir que la salida efectiva de la vida laboral se acerque a la edad legal de la jubilación y alargar ésta hasta los setenta años. En España la edad efectiva está en 62,6 años y el gobierno ya ha anunciado prolongar la edad legar de la jubilación.

Especialistas y demógrafos han dado también la señal de alarma sobre el desequilibrio entre la baja natalidad y la larga esperanza de vida, por una parte, y el estado del bienestar, por otra. Si no se invierte la pirámide fatalista, las pensiones, la atención a las personas dependientes, y el gasto sanitario y educativo están amenazados.

Los programas electorales o gubernamentales pueden prometer cualquier cosa. Pero los datos demográficos son los que son: contundentes y nada flexibles. Y estos datos señalan que para apuntalar el estado del bienestar se necesita una tasa de fecundidad en torno al 1,9 de hijos por mujer, como ocurre, por ejemplo, en Francia y los países nórdicos. En España tenemos 1,46.

Ciertamente, la inmigración es un factor positivo para la natalidad, pues el 20 por ciento de los nacimientos son de madre extranjera. Pero los demógrafos saben muy bien que las mujeres emigrantes no son tan numerosas como para variar el índice y, además, que con el paso del tiempo tienden a adoptar nuestros patrones de natalidad más reducida.

Según esto, parece que el único remedio es aumentar la natalidad. Es alentador que todas las encuestas coincidan en que las españolas dicen que desearían tener más hijos. Toca ahora a los sectores implicados comprometerse con la promoción de la natalidad. El Estado dando más prestaciones familiares y plazas para la educación infantil; los empleadores, con medidas de conciliación entre trabajo y familia; y las propias familias, con una responsabilidad compartida entre el marido y la mujer para la crianza de los hijos. Como alguien ha dicho, el hijo se ha convertido en "bien público".

En este horizonte, y sin entrar en consideraciones éticas, resulta incomprensible la promoción del aborto. Porque los ciento quince mil ochocientos doce abortos de 2008 suponen uno de cada cinco embarazos. Dicho en términos más crematísticos, uno de cada cinco españoles que podrían apuntalar el estado del bienestar no aportarán sus brazos y su inteligencia para hacer progresar al país.

Es verdad que también habrían supuesto un mayor gasto en su infancia y juventud, pero a nadie se le oculta que el aumento de la población joven en un país envejecido es siempre un factor positivo. Por lo demás, las mujeres que abortan no son las que más hijos suelen tener, pues el sesenta y seis por ciento no tienen ninguno y el veintidós sólo tiene uno.

En definitiva, se trata, como insisten los demógrafos, de favorecer que las mujeres tengan hijos más jóvenes. Para ello es necesario invertir la actual sensibilidad de algunos sectores, muy ideologizados y politizados, que no cesa de bombardear la opinión pública en contra del aumento de la natalidad y a favor del aborto. Todos deberíamos ser más conscientes de que tal postura, más allá de consideraciones éticas, es un atentado contra el estado de bienestar.

Por monseñor Francisco Gil Hellín, arzobispo de Burgos
http://zenit.org/article-36293?l=spanish

martes, 29 de junio de 2010

Paternidad anónima Las consecuencias de donar esperma

Por el padre John Flynn, LC

ROMA, domingo 20 de junio de 2010 (ZENIT.org). – El aumento constante de inseminaciones artificiales y la utilización de esperma de donantes está llevando a que un creciente número de niños no conozcan la identidad de su padre biológico. Un informe reciente consideraba las consecuencias de esto para las vidas de quienes ahora llegan a la edad adulta.

El estudio lo publicaba la Commission on Parenthood’s Future. Titulado: My Daddy’s Name is Donor: A New Study of Young Adults Conceived Through Sperm Donation (El nombre de mi papá es Donante: un nuevo estudio sobre adultos jóvenes concebidos por la donación de esperma), tenía como autores a Elizabeth Marquardt, Norval D. Glenn y Karen Clark.

Según el estudio, entre 30.000 y 60.000 niños nacen cada año en Estados Unidos a través de la donación de esperma. Se trata, sin embargo, de una estimación a la baja, puesto que ningún organismo recoge estadísticas de estos procedimientos. Además, este el primer estudio serio para evaluar el bienestar de quienes ahora son adultos. El informe también comentaba que la donación de esperma es un fenómeno internacional. Gente de todo el mundo busca donantes de esperma en Estados Unidos debido a la falta de reglamentaciones, y países como Dinamarca, India y Sudáfrica proporcionan también donantes de esperma a un floreciente mercado de turismo de fertilidad.

Los autores hacen una interesante comparación entre la donación de esperma y la adopción. La adopción se rige por normas estrictas, y los padres adoptivos son estudiados de manera cuidadosa antes de poder adoptar. Cuando se trata de la donación de esperma, por el contrario, las mujeres van de compras de donantes en catálogos online que comparan cualidades físicas, inteligencia y logros profesionales, y todo lo que necesitan hacer es pagar la transacción.

A pesar de la comparación con la adopción, los autores observaban que con mucha frecuencia sus amigos y colegas les comentaban que la donación de esperma es casi como una adopción. Para empezar, esta no tiene en cuenta las dificultades a las que muchos niños adoptados hacen frente en términos de separación de sus orígenes biológicos, replicaba el informe.

Además, los niños adoptados pueden consolarse pensando que quizás sus madres los entregaron sólo tras una difícil lucha o debido a circunstancias extremas. Con la concepción por donante el nacido se da cuenta de que sólo ha sido una transacción comercial sin que el donante pensara nunca en ellos.

Daños

Para estudiar la situación de los adultos concebido por medio de la donación de esperma, los autores entrevistaron a más de un millón de hogares y, luego, presentaron una muestra representativa de 485 adultos entre los 18 y 45 años que decían que sus madres habían utilizado esperma donado. Se les comparaba con un grupo de 562 adultos que fueron adoptados de niños, y 563 adultos que crecieron con sus padres biológicos.

“Hemos aprendido que, de media, los adultos jóvenes concebidos a través de la donación de esperma sufren más, están más confusos y se sienten más aislados de sus familias”, indicaba el informe.

No menos del 65% de los adultos concebidos por estas donaciones estuvieron de acuerdo durante la entrevista con la siguiente afirmación: “El donante de esperma es la mitad de lo que yo soy”. Incluso las madres admiten su curiosidad por saber quién es el padre su hijo.

Sólo un poco menos de la mitad de estos adultos expresaron su malestar con sus orígenes, y muchos de ellos afirmaron que es una preocupación frecuente que tienen. Algunos de ellos se han sentido como monstruos – el resultado de experimentos de laboratorio – mientras que otros tienen problemas de identidad. El hecho de que en el proceso esté mezclado el dinero ha sido también causa de preocupación para muchos. Otros expresaron su malestar por haber sido un producto diseñado para satisfacer los deseos de sus padres. Y no menos del 70% admitían haberse preguntado cómo era la familia de su donante de esperma.

Las preocupaciones de la descendencia de los donantes de esperma no se limitan a temas como la identidad o la familia, sino que se extienden a lo médico. El informe apuntaba que algunos donantes han engendrado docenas de niños, y hay casos de cien o más. Así que de adultos estos niños están preocupados por no conocer a sus medio hermanos, o que sus hijos puedan encontrarse con el hijo de un medio hermano.

El tema de la donación anónima de esperma ha sido un asunto polémico en muchos países en los últimos años. Las críticas a esta práctica han llevado a que Gran Bretaña, Suecia, Noruega, Holanda, Suiza y algunas zonas de Australia y Nueva Zelanda prohíban esta práctica, observaba el informe. En Estados Unidos y Canadá, sin embargo, no existen estas restricciones. La Iglesia católica se ha opuesto con firmeza a todos los procedimientos de inseminación artificial, pero como el informe deja claro, incluso aunque no estés de acuerdo con ello, hay muy buenas razones para estar a favor del derecho de los hijos a saber quién es su padre y poner fin a la paternidad anónima.

La encuesta analizó también temas sociales y psicológicos. Preguntados si antes de los 25 años habían tenido problemas con la ley, el 21% de los hijos de donantes dijeron que sí. Las cifras correspondientes a los hijos adoptados y a los hijos que crecieron con sus padres biológicos fueron 18% y 11% respectivamente. Se informó de resultados similares para problemas como el alcohol y el abuso de sustancias. Estos resultados permanecen constantes incluso cuando se controlan los resultados de variables de estatus socio-económico y de otro tipo.

En relación a los factores variables, una serie de interesantes datos surgidos del estudio fue que el 36% de los hijos de donantes dijeron que habían crecido como católicos, en comparación con el 22% de las familias adoptivas, y el 28% que creció con sus padres biológicos. Este es un descubrimiento que llama la atención, comentaba el informe, dada la oposición de la Iglesia católica a este tipo de prácticas. Además, el 32% de los adultos hijos de donantes dijeron que el catolicismo todavía es su religión. En contraste, un gran número de católicos en los otros dos grupos de control habían abandonado la Iglesia.

Secreto

Otra dificultad que sufren los hijos de esperma donado es el secreto sobre sus orígenes. En la mayoría de los casos, los padres dejan que el hijo crea al principio que está biológicamente relacionado con ambos. Luego, cuando el niño descubre finalmente la verdad, siente que se le ha mentido y que la relación con el padre está adulterada. Esto deja un poso de desconfianza, por lo que el 47% de ellos declara que, mientras crecían, su madre pudo haberles mentido sobre temas importantes. Esto tiene como elemento de comparación el 27% para los que fueron adoptados y el 18% para los que crecieron con sus padres biológicos. La preocupación de que el padre haya podido mentir da resultados similares.

No es de sorprender que una gran mayoría de los adultos concebidos a través de la donación de esperma expresen su apoyo a que se sepa todo. Esto incluye la identidad del donante y el derecho a tener algún tipo de relación con él. También dicen que querrían saber sobre la existencia y el número de sus medio hermanos. Según establece ahora, la ley en Estados Unidos no les da ninguno de estos derechos. Protege, de hecho, a los donantes y a las clínicas de fertilidad a costa de los hijos concebidos.

Pero los problemas no terminan con el secreto. Los resultados del estudio mostraron que el 44% de los adultos concebidos por donación se sentían cómodos con la concepción por donación, siempre que los padres digan a sus hijos la verdad, preferiblemente a una edad temprana. Sin embargo, el 36% tenía reserva incluso aunque los padres dijeran la verdad, y el 11% dijo que es duro para los hijos aunque los padres manejaran bien el asunto.

De hecho el informe comentaba que “sólo la franqueza no parece que resuelva las potenciales pérdidas, la confusión y los riesgos que se derivan de hijos concebidos deliberadamente para que crezcan faltando al menos uno de sus padres biológicos”.

El informe concluía con una serie de recomendaciones. Entre ellas estaba la observación de que ningún tratamiento médico tiene tan vastas implicaciones para una persona que no lo buscó – el descendiente. Y se preguntaban: “¿Una buena sociedad puede crear intencionadamente hijos de esta forma?” Una pregunta digna de reflexión.

http://www.zenit.org/article-35803?l=spanish

martes, 16 de febrero de 2010

Distorsionar las relaciones sexuales. Un estudio muestra el impacto de la pornografía en el matrimonio

Por el padre John Flynn, L. C.
ROMA, domingo 14 de febrero de 2010 (ZENIT.org). – La pornografía es una distorsión visual de la sexualidad que supone una importante amenaza para el matrimonio, afirma un informe publicado en diciembre por el Family Research Council.
Patrick F. Fagan, miembro y director del Centro de Investigación sobre el Matrimonio y la Religión del Centro, describía los efectos sociales y psicológicos de la pornografía en su estudio: The Effects of Pornography on Individuals, Marriage, Family and Community.
Contrario al argumento de que la pornografía es un placer inofensivo, Fagan hacía referencia a evidencias clínicas que muestran que ésta distorsiona de modo significativo las actitudes y percepciones sobre la naturaleza de la sexualidad.
Si son consumidores habituales de pornografía los hombres, tenderán a tener una tolerancia mayor hacia los comportamientos sexuales anormales, observaba el estudio. Es también un hábito muy adictivo, debido a la producción de hormonas que estimulan los centros de placer del cerebro.
Fagan reconocía que la energía sexual es una poderosa fuerza, pero debido a ello la sociedad necesita encauzar esta energía de una forma que fomente el bien común. El matrimonio legitima la intimidad sexual, protege a los hijos que son fruto del acto sexual, y promueve la estabilidad social.
Poner límites a la actividad sexual ayuda a los adolescentes mientras maduran a orientar de forma correcta su sexualidad. Desgraciadamente, comentaba el estudio, el desarrollo de los modernos medios ha derribado estas barreras y ha incrementado la forma en que los creadores de pornografía pueden introducirse en la vida familiar.

Consecuencias para la familia
Al tratar las consecuencias para el matrimonio, Fagan hace referencia a estudios que demuestran cómo afecta a las mujeres el consumo de pornografía de los maridos.
En muchos casos, las esposas de consumidores de pornografía sufren daños psicológicos profundos, observaba. Entre ellos, sensaciones de traición, pérdida, desconfianza y cólera. Pueden también sentirse poco atractivas o no aptas sexualmente, lo que a su vez puede llevar a la depresión tras descubrir que sus maridos ven pornografía.
Fagan añadía que los consumidores masculinos de pornografía tienden a disminuir su implicación emocional en sus relaciones sexuales, lo que tiene como efecto que sus esposas sufran que disminuye la intimidad de sus maridos. En un estudio, los maridos afirmaban querer menos a sus esposas tras largos periodos dedicados a ver pornografía.
La pornografía también tiene impacto en el lado físico de las relaciones puesto que la exposición prolongada fomenta la insatisfacción con el otro y con su comportamiento sexual.
Fagan hacía referencia a otros estudios que mostraban que los consumidores de pornografía ven cada vez más la institución del matrimonio como un confinamiento sexual y esto les lleva a dudar del valor del matrimonio como institución social.

Verdadera infidelidad
El distanciamiento emocional de las esposas y el mismo matrimonio sufren las consecuencias. Fagan observaba que el consumo de pornografía y de otras formas de contacto sexual online se considera por muchas esposas tan perjudicial para la relación como una infidelidad de verdad en la vida real.
De hecho, los hombres y las mujeres reaccionan a la pornografía de modo diferente. Un estudio llevado a cabo entre estudiantes encontró que los hombres se trastornaban más por la infidelidad sexual mientras que las mujeres, por la infidelidad emocional.
Otro estudio examinaba los diversos tipos de degradación de la pornografía. Tanto hombres como mujeres calificaban tres temas principales como los más degradantes de todos, pero con intensidades diversas: las mujeres los consideraban más degradantes que los hombres.
El impacto en las mujeres aumenta cuando sus maridos se vuelven adictos a la pornografía. Fagan citaba un estudio que revelaba que el 40% de estos adictos al sexo pierden a sus esposas. No se ha investigado mucho la relación entre pornografía y divorcio, pero citaba un estudio sobre informes de abogados de divorcios que reflejaba que en el 68% de los casos de divorcio una de las partes había encontrado un nuevo interés amoroso en internet, y en el 56% una de las partes tenía un interés obsesivo en las páginas webs pornográficas.
Las mujeres no son las únicas que sufren cuando la pornografía se convierte en adicción. El informe de Fagan observaba que el consumo adictivo de pornografía lleva una menor autoestima y a un menor capacidad entre hombres de llevar una vida social y laboral significativa. Un estudio sobre adictos a la pornografía reveló que se sentían afligidos y experimentaban cómo un importante aspecto de sus vidas estaba deteriorado como resultado de su adicción.

Ilusorio
La pornografía presenta la actividad sexual como una suerte de acontecimiento deportivo o diversión inocente, comentaba Fagan, sin ningún impacto importante en las emociones o en la salud. Argumentaba que esto simplemente no se corresponde con la realidad.
De hecho, la pornografía lleva percepciones distorsionadas de la realidad social: una percepción exagerada del nivel de actividad sexual de la población general, y una estimación que infla la probabilidad de actividad sexual premarital y extramarital. También lleva a una sobreestimación del predominio de perversiones como el sexo en grupo, la bestialidad y la actividad sadomasoquista.
“De este modo las creencias que se forman en la mente del espectador de pornografía están bastante lejos de la realidad”, observaba Fagan. “Un ejemplo es que la visión repetida de pornografía induce a enfermedad mental en materia sexual”.
Entre las distorsiones creadas por la pornografía están tres creencias: (1) las relaciones sexuales en la naturaleza son algo recreacional, (2) los hombres son en general sexualmente dominantes, y (3) las mujeres son objetos o mercancías sexuales.
En consecuencia, Fagan describía cómo la pornografía fomenta la idea de que la degradación de las mujeres es algo aceptable. Además, puesto que los varones utilizan la pornografía con mucha más frecuencia que las mujeres, su predominio conduce a la idea de que las mujeres son objetos para el sexo o mercancías sexuales.
Fagan observaba que una gran cantidad de pornografía es de contenido violento. Un estudio de los diferentes medios pornográficos encontró violencia en casi una cuarta parte de las escenas de revistas, en más de una cuarta parte en las escenas de vídeo, y en más del 40% de la pornografía online.
Los estudios sugieren que hay una conexión entre la exposición a la pornografía y las agresiones sexuales, añadía. Incluso el consumo de pornografía no violenta aumenta la voluntad en los hombres de forzar a sus parejas sexuales cuando estas no consienten.
El consumo de pornografía se asocia también a delitos sexuales, afirmaba Fagan. Citaba un estudio de delincuentes sexuales en internet, condenados, que informaba que habían pasado más de 11 horas a la semana viendo imágenes pornográficas de niños en internet.
Otro estudio comparado de agresores sexuales y de personas que no lo eran revelaba diferencias significativas en el uso de la pornografía como adolescentes. Una gran proporción de violadores y acosadores habían visto pornografía dura en su adolescencia.

Adolescentes
La pornografía por tanto no sólo daña los matrimonios, sino que también tiene un fuerte impacto en los adolescentes. Un estudio sobre adolescentes mostraba que el consumo habitual de pornografía suele llevar a no tener fidelidad a sus novias. De igual forma, el uso de pornografía aumentaba después su infidelidad matrimonial en más de un 300%.
Fagan describía cómo los adolescentes que ven pornografía se desorientan durante la fase de desarrollo en la que están aprendiendo a afrontar su sexualidad y cuando son más vulnerables a la incertidumbre sobre sus creencias sexuales y sus valores morales.
Un estudio sobre adolescentes encontró que el contenido explícitamente sexual en internet aumentaba de modo significativa sus incertidumbres sobre la sexualidad. Otro estudio hallaba que los adolescentes expuestos a altos niveles de pornografía tenían un nivel más bajo de autoestima sexual.
Existe también una significativa relación entre ver con frecuencia pornografía y sentimientos y sensación de soledad, incluyendo graves depresiones.
El alto consumo de pornografía en la adolescencia está relacionado con un significativo aumento de actos sexuales con amigos no románticos y puede ser un factor de importancia en los embarazos adolescentes.
Mucho antes de la llegada de internet, el Concilio Vaticano II comentaba su decreto sobre los medios que, si utilizaban de modo apropiado, los medios podían ser de gran utilidad para la humanidad.
La Iglesia “sabe también que los hombres pueden volver estos medios contra el plan del divino Creador y utilizarlos para su propio perjuicio; más aún, siente una maternal angustia a causa de los daños que de su mal uso se han derivado con demasiada frecuencia para la sociedad humana·, observaba el decreto (No. 2). Un mal uso que hoy suele envenenar demasiado a familias y a matrimonios.